El Somu tuvo que desmentir a un dirigente madrynense

Chubut29/05/2025Sergio BustosSergio Bustos
SOMU en el parque pesquero
SOMU en el parque pesquero.

La conducción nacional del SOMU expuso una grave desinteligencia interna. El secretario general Raúl Omar Durdos desautorizó públicamente al referente patagónico Mario Valenzuela, quien había anunciado a los marineros en Puerto Madryn que la flota saldría a pescar el jueves 29 de mayo.

Valenzuela informó a los manifestantes que el conflicto estaba resuelto. Dijo que los barcos estaban autorizados a zarpar, pidió desarmar los piquetes y sugirió a los trabajadores volver a sus casas. La noticia generó aplausos, alegría y alivio entre los marineros.

La realidad desmintió esos anuncios en pocas horas. La reunión entre el SOMU, el Subsecretario de Pesca de la Nación y el gobernador de Chubut no había llegado a ningún acuerdo. Solo se había prometido una eventual nueva prospección, pendiente aún de resolución en el Consejo Federal Pesquero.

Ante la confusión generada, Durdos utilizó su canal habitual de comunicación. Desde la cuenta oficial de Facebook del sindicato, publicó un escueto pero contundente mensaje: “No hay voceros autorizados. Toda información se transmite por este medio oficial”.

El mensaje dejó en evidencia una fractura en la conducción sindical. Valenzuela es un hombre cercano a Durdos, responsable además de la estancia del SOMU en Península Valdés. La desmentida expuso fricciones internas en medio de un conflicto gremial sin resolución.

Los marineros expresaron su indignación en redes sociales. Las críticas no se dirigieron solo a Valenzuela, sino a toda la conducción nacional. Acusaron al sindicato de alentar falsas expectativas, de improvisar y de no tener una estrategia clara ante la crisis del sector.


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El conflicto lleva más de ocho meses sin solución. La última temporada de langostino en aguas nacionales terminó en septiembre de 2024. Desde entonces, miles de familias ligadas a la actividad marítima esperan una salida que no llega.

Los trabajadores pidieron respuestas concretas y certezas. Señalaron que los anuncios contradictorios generan más angustia que esperanza. “No se juega con la necesidad de la gente”, escribió un marinero en los grupos gremiales.

La confusión aumentó cuando empezó a circular un nuevo contrato. El documento proponía salarios con una reducción del 30% respecto al Convenio Colectivo. La empresa señalada era Conarpesa, lo que disparó rumores de acuerdo entre privados sin aval gremial.

Otra vez, el SOMU recurrió a Facebook para aclarar la situación. El dirigente Juan Navarro publicó: “Debemos aclarar que esta entidad gremial no tiene ninguna relación ni acuerdo con esa empresa y menos un nuevo contrato de ajuste”.

La conducción gremial negó cualquier participación en esa propuesta. Insistieron en que no validarán acuerdos por fuera del convenio vigente ni avalarán reducciones salariales unilaterales.

Los marineros interpretaron este episodio como una señal de debilidad. Consideran que el SOMU perdió la iniciativa en la negociación y no representa con claridad los intereses del conjunto.

El malestar se refleja en la base gremial. En grupos privados y asambleas, muchos trabajadores analizan aceptar ofertas por fuera del sindicato para volver a pescar cuanto antes.

La falta de conducción clara genera un clima tenso. La conducción nacional no logra contener a las bases, mientras los delegados locales pierden credibilidad.

El Consejo Federal Pesquero tratará el tema esta semana. Podría autorizar una prospección en los primeros días de junio, pero sin garantías sobre la continuidad de la actividad.


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Algunos marineros consideran esa medida un “espejismo”. Señalan que sin acuerdo de fondo ni condiciones claras, es imposible que la flota salga en forma ordenada.

Las protestas en Madryn continuarán sin un horizonte definido. Los trabajadores exigen un cronograma realista, reglas claras y representación confiable en la mesa de negociación.

El SOMU no atraviesa solo una crisis con las cámaras empresarias. También enfrenta una fractura interna, con sus principales referentes enviando mensajes contradictorios.

La figura de Valenzuela quedó golpeada. Pese a su cercanía con Durdos, su palabra perdió peso frente a la base tras la desmentida pública.

Durdos evita responder directamente a las críticas. Se limita a comunicar por Facebook, sin ofrecer entrevistas ni encuentros con la prensa o afiliados.

La modalidad comunicacional genera más distancia con los afiliados. Muchos consideran que el sindicato no escucha a sus representados ni responde con transparencia.

La conducción parece haber perdido el control político del conflicto. La demora en las respuestas y las descoordinaciones internas debilitan su autoridad gremial.

La crisis del SOMU tiene implicancias en todo el país. El gremio tiene representación en cada puerto pesquero y agrupa a miles de trabajadores en todo el litoral marítimo.

El conflicto pesquero en Madryn marca un punto de quiebre. Revela tensiones acumuladas, errores de comunicación y una conducción incapaz de ofrecer soluciones.


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La situación es límite para muchas familias marítimas. Algunos trabajadores llevan más de ocho meses sin ingresos ni certezas sobre su futuro.

La improvisación gremial agudiza la desesperanza. Los trabajadores reclaman planificación, compromiso y claridad, no promesas rotas ni anuncios sin respaldo.

Valenzuela permanece en silencio. No respondió a la desmentida ni emitió nuevos comunicados. Su rol dentro del SOMU podría debilitarse aún más.

Los trabajadores esperan acciones y no palabras. La presión sobre el sindicato crece, al igual que el hartazgo en los muelles.

El futuro inmediato es incierto. La salida de la flota depende de decisiones políticas y de una recomposición del liderazgo sindical.

El SOMU enfrenta una prueba de autoridad. Si no recupera la confianza de sus afiliados, corre el riesgo de perder representatividad en un sector estratégico para el país.

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