


El 6G no sigue los pasos del 5G: los salta. Las empresas más importantes del mundo ya investigan cómo aplicar esta nueva tecnología que apunta a transformar la forma de conectarse.


El 6G funciona con frecuencias hasta ahora nunca usadas en móviles. Opera entre los 100 GHz y los 3 THz, lo que permite transmitir datos a una velocidad que supera por 50 al 5G.
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Descargar una película en milisegundos dejará de ser una idea futurista. Con ese ancho de banda, las plataformas de streaming ofrecerán experiencias sin interrupciones.
La latencia bajará a niveles imperceptibles. Con apenas 0,1 milisegundos de retardo, será posible realizar cirugías a distancia o coordinar autos autónomos sin riesgos.
Las redes aprenderán solas gracias a la inteligencia artificial. Ya no hará falta un control externo: cada conexión se adaptará en tiempo real y se reparará sin ayuda humana.
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El 6G también convertirá las torres en sensores inteligentes. Podrán detectar objetos, medir la calidad del aire y mapear entornos. La red pasará de invisible a sensorial.
Las aplicaciones abarcarán desde ciudades inteligentes hasta conciertos holográficos. Todo el ecosistema digital se volverá más ágil, más preciso y más personal.
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China, Corea del Sur y otros países compiten por dominar esta nueva etapa. Los primeros lanzamientos se esperan recién para 2030, pero las pruebas ya están en marcha.
El 6G busca mucho más que velocidad: quiere fusionar lo físico con lo digital. Si se concreta lo que promete, no será solo una evolución, sino una nueva forma de vivir conectados.
Fuente: IProfesional









