



Una IA de última generación falló ante una consola vieja. ChatGPT-4o, el modelo más reciente de OpenAI, perdió una partida de ajedrez contra el rudimentario Video Chess de Atari 2600.

El enfrentamiento duró 90 minutos y dejó errores insólitos. La IA confundió piezas, ignoró jugadas básicas y pidió reiniciar el tablero varias veces.
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El experimento lo organizó Robert Jr. Caruso, ingeniero de Citrix. La idea fue mostrar que la inteligencia artificial moderna aún tropieza con tareas específicas si no tiene un contexto claro.
“ChatGPT no razona. Solo predice palabras”, explicó Caruso. El modelo recibió descripciones textuales del tablero, sin acceso visual ni un motor interno de ajedrez.
La Atari funcionó con 128 bytes de RAM y un procesador de 1,19 MHz. Aun así, su software superó al modelo lingüístico con millones de parámetros.
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La IA no entendió conceptos simples como el enroque o el jaque. La falta de una representación espacial del tablero hizo que sus decisiones carecieran de lógica.
Este episodio recuerda el duelo entre Deep Blue y Kaspárov en 1997. Aquel superordenador venció gracias a su enfoque centrado exclusivamente en ajedrez.
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“Los modelos generales no siempre ganan”, añadió el ingeniero. El caso refleja un límite importante en las inteligencias artificiales que no cuentan con entrenamiento especializado.
La risa inicial dio paso a un debate serio. ¿Hasta dónde pueden llegar estos sistemas si no entienden realmente lo que procesan?
Fuente: Vandal









