

Tomás Etcheverry concluyó este viernes una de sus mejores semanas en el circuito con una actuación sólida en el ATP 500 de Halle, donde alcanzó los cuartos de final por primera vez en un torneo sobre césped. Aunque fue eliminado por Karen Khachanov por 6-3 y 6-2 en 71 minutos, el argentino mostró avances claros en una superficie poco amigable para los tenistas nacionales.

El ruso, actual número 22 del ranking ATP, se impuso con autoridad gracias a un servicio implacable —92% de puntos ganados con el primer saque—, 22 tiros ganadores y tres quiebres que dejaron sin chances al platense. Khachanov no le dio respiro y cerró el partido con solvencia, demostrando su jerarquía en esta parte de la temporada.
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Etcheverry, sin embargo, se va de Alemania con buenas sensaciones y una victoria que marca un quiebre: el triunfo ante Andrey Rublev, 14° del mundo, fue el primero contra un top 20 desde 2023. A eso se suma su sólido debut ante el español Pedro Martínez, en un torneo donde todo indicaba una rápida eliminación por su historial en césped.
“Fue una gran semana para Tomás, más allá del resultado. Se sacó la espina de los últimos torneos”, evaluaron desde su entorno, conformado por Horacio De la Peña y Jerónimo Lanteri, quien asumió momentáneamente como coach principal en ausencia de su entrenador titular.
Con esta actuación, Etcheverry se convirtió en el primer argentino en llegar a los cuartos de final de Halle desde Guillermo Cañas en 2005, rompiendo una sequía de casi dos décadas para el tenis nacional en ese certamen. Además, subirá 11 posiciones en el ranking, lo que mejora su ubicación de cara a la próxima etapa del calendario europeo.
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El platense, que no alcanzaba esta instancia desde el ATP 250 de Lyon en mayo pasado, volvió a competir en alto nivel tras varios torneos con eliminaciones tempranas. Aquella vez brilló en polvo de ladrillo; esta semana lo hizo en césped, una superficie donde los argentinos suelen padecer más de lo que disfrutan.
Etcheverry demostró evolución técnica y mental, y sumó minutos clave que pueden rendir frutos en Wimbledon, el próximo gran desafío que aparece en su agenda. Las sensaciones de confianza renovada y adaptación al pasto lo colocan en una posición alentadora para lo que viene.
A sus 24 años, el tenista platense intenta consolidarse en el circuito como un jugador competitivo en todas las superficies, y lo hecho en Halle suma argumentos a favor de ese proceso. Si logra sostener este rendimiento, podría protagonizar un buen cierre de gira europea.
Fuente: TyC








