
La Ley Justina cumple siete años y sigue salvando vidas con el legado de una nena que pidió ayudar
Actualidad05/07/2025


El pasado 4 de julio se cumplieron siete años de la sanción de la Ley Justina, una norma que transformó el sistema de donación de órganos en la Argentina y consolidó un cambio cultural basado en la solidaridad. La legislación convirtió en donantes presuntos a todos los mayores de 18 años, salvo que hayan manifestado su negativa en vida. Fue impulsada tras la muerte de Justina Lo Cane, una niña de 12 años que esperó un trasplante que nunca llegó.

En este nuevo aniversario, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires iluminó de violeta tres monumentos emblemáticos como homenaje a la nena que inspiró la norma. El color elegido no fue casual: era el preferido de Justina. Su papá, Ezequiel Lo Cane, agradeció el gesto y lo definió como “una gran caricia” que mitiga el dolor de su ausencia.
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“Es una ley que ayuda a que otras personas puedan seguir viviendo y mejorar su calidad de vida”, expresó Ezequiel, emocionado por el significado que sigue teniendo la norma siete años después de su aprobación. En diálogo con la Agencia Noticias Argentinas, relató cómo la voluntad de su hija de “ayudar a todos los que podamos” sigue vigente a través de cada trasplante que se concreta.
El papá de Justina también recordó la campaña Multiplicate x 7, lanzada durante la internación de su hija y que hoy acompaña la difusión de la ley. La frase alude a los siete órganos principales que pueden ser donados: corazón, pulmones, riñones, hígado, páncreas, intestinos y médula ósea. “Si yo me muero y hay siete personas compatibles con mis órganos, me multipliqué por siete”, explicó.
Más allá del alcance legal, Lo Cane destacó el valor simbólico y humano que tiene la ley para quienes han pasado por procesos similares. “Cada día que pasa, Justina me duele más y la extraño más, pero esto es como un mimo, una caricia que viene del lado de la gente que se salva y puede seguir viviendo gracias a la donación”, afirmó conmovido.
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Uno de los aspectos que más lo enorgullecen es el impacto internacional que tuvo la Ley Justina, que ya despertó el interés de países como España y Estados Unidos. “Nos consultan sobre cómo surgió y cómo funciona. En Argentina tenemos cosas hermosas que vale la pena mostrar al mundo”, remarcó.
Según el testimonio del padre, a lo largo de estos años recibió cientos de mensajes de personas agradecidas, familias de trasplantados y hasta padres que decidieron llamar Justina a sus hijas en honor a la niña. Para él y su familia, ese afecto colectivo es una fuente de fuerza constante para seguir difundiendo el mensaje.
Lo Cane también defendió el carácter profundamente solidario de la ley: “Si no querés ser donante, lo podés expresar. Pero si el día de mañana necesitás un trasplante, igual se te trasplanta. Eso es un acto de humanidad enorme”. La norma pone el eje en el bien común y busca garantizar el acceso a trasplantes de manera equitativa.
Fuente: N A






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