Campesinos colombianos reforestan y cobran por cuidar la selva degradada

El podcast Vida en el Planeta de Radio Francia Internacional expuso el caso de miles de familias campesinas colombianas que hoy reciben ingresos por cuidar el bosque. Desde el corazón de Colombia, donde la biodiversidad lucha contra la deforestación, emerge una estrategia que combina restauración ambiental y economía familiar. El programa permite a comunidades rurales transformar tierras degradadas en reservas naturales sostenibles.

Una de estas historias se vive en la reserva natural Los Monos, a horas de Medellín, donde la familia Cárdenas decidió reforestar su finca en lugar de continuar con la ganadería extensiva, que había erosionado el terreno. "Queríamos cambiar el destino de estas tierras. Donde antes pastaban vacas, ahora hay árboles y turistas que valoran el lugar", contó Alejandro Cárdenas mientras servía una limonada fresca al equipo de RFI.

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La iniciativa se articula con el apoyo de la ONG Masbosques, que canaliza recursos de empresas privadas para financiar proyectos de conservación y compensación ambiental, explica Heiler Orozco, técnico de la organización. Las familias reciben cerca de 80 euros mensuales por predio (alrededor de 93 dólares) como parte de un acuerdo de conservación, que se controla con visitas en campo y monitoreo satelital.

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La zona donde viven los Cárdenas fue identificada como un corredor de conservación prioritario, debido a su abundancia de especies como tucanes, monos y jaguares. La presencia de estos animales, junto con el regreso del bosque nativo, despertó el interés de científicos y estudiantes que ahora visitan el lugar como parte de sus investigaciones. Ese flujo también fortalece el ecoturismo y genera ingresos alternativos para las familias.

El proyecto no solo mejora el ambiente, sino que repara años de violencia y desarraigo. La familia había sido desplazada por el conflicto armado y encontró en estas tierras una nueva forma de vida. Al dejar atrás la ganadería, eligieron un modelo que respeta el entorno y fortalece el arraigo. “Nuestro ingreso ahora depende del bosque. Y cuidarlo, nos cuida también a nosotros”, expresó Alejandro.

Los pagos por servicios ambientales también se aplican en otras regiones del país. En 2023, la entonces ministra de ambiente Susana Muhamad extendió el programa Conservar Paga a 4.000 familias del sur colombiano, en áreas fuertemente afectadas por la deforestación. Los montos varían entre 80 y 190 euros mensuales, según el tamaño del predio y el compromiso asumido.

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La lógica es simple: proteger el ambiente tiene un valor concreto, y ese valor debe reflejarse en los ingresos de quienes viven en contacto directo con el bosque. Para muchas familias, significa evitar la migración forzada, frenar la expansión de cultivos ilícitos y encontrar dignidad en el cuidado de su tierra.

La urgencia del cambio climático le da más sentido a este tipo de programas, que apuntan a reducir emisiones y conservar los últimos pulmones verdes del planeta. Con temperaturas globales que pronto podrían superar los +1,5°C, cada hectárea recuperada se vuelve vital.

Colombia muestra que otra forma de habitar el territorio es posible, y que pagar por conservar puede ser una inversión más eficaz que reforestar desde cero. En Los Monos, como en otras fincas, el futuro se planta árbol por árbol, con las manos de quienes alguna vez lo perdieron todo y hoy eligen quedarse a cuidar lo que aún queda.

Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional