Dónde queda el tobogán de más largo del mundo que tiene un kilómetro y serpentea entre la selva

En el interior de una selva tropical malaya, un parque temático propone una experiencia única que combina vértigo, paisaje y silencio. El tobogán acuático más largo del mundo se extiende por más de un kilómetro entre árboles nativos y curvas suaves que invitan a deslizarse sin apuro.

Con 1.111 metros de longitud y una duración cercana a los cuatro minutos, la atracción fue reconocida por el Récord Guinness por su singular recorrido natural. El parque ESCAPE Penang, donde se encuentra, eligió no intervenir el entorno con estructuras metálicas ni cemento.

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El descenso comienza desde la cima de una colina a la que se accede por un remonte mecánico. Una vez arriba, los visitantes se suben a una balsa y bajan entre la vegetación tropical, en un trayecto que privilegia las curvas amplias y la inmersión total en el paisaje. “No hay torres, ni grúas, ni pasillos elevados. Solo selva, agua y gravedad”, resume la propuesta de este parque que prioriza el contacto con la naturaleza. La experiencia busca alejarse de los típicos parques urbanos para reconectar con el movimiento físico y el juego al aire libre.

ESCAPE Penang también ofrece tirolesas, muros para escalar, ciclovías entre árboles, zonas de camping y piletas naturales. Cada actividad fue pensada para convivir con el entorno sin alterar su equilibrio. No hay grandes construcciones ni consumo masivo de energía. La construcción del tobogán respetó la pendiente natural y evitó deforestaciones. En vez de usar grúas o andamios, se montaron piezas desmontables y livianas, compatibles con el ecosistema de la región.

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El parque se ubica a unos 30 minutos en auto desde George Town, capital de la isla de Penang. Se puede llegar en transporte privado o contratando paquetes turísticos que incluyen entrada y traslado. Las entradas están disponibles en la página oficial del parque, donde también se ofrecen promociones para grupos o familias. Los visitantes extranjeros pueden acceder a descuentos y actividades combinadas.

“La idea no es solo deslizarse. Es mirar alrededor, escuchar la selva y sentir que uno también puede formar parte del paisaje sin romperlo”, indican desde la organización. La experiencia gana reconocimiento internacional como un ejemplo de turismo sustentable y aventura real.

Fuente: alanxelmundo.com