
Es posible que tenga algunos otros guardados, que no haya sacado a la luz. Que no sea tan completa la cuestión.
Es un tipo chúcaro Angelino. Un poco como alguno de sus personajes nacidos, criados, vividos y finados en el monte. En el caso del él, además, trasplantado al sur, a El Bolsón, donde vive.


Aunque, debo confesarlo, esta sospecha es en realidad una esperanza. Que Angelino se guarde algunos cuentos en la manga es anhelar la posibilidad de que sus historias sigan saliendo. Porque su literatura es una maravilla. Su literatura, no solo este libro.
Un punto aquí: la mayoría de los cuentos tienen relación con el resto de su obra. Porque los cuentos de Campo Grande, de Campo del Banco, esos montes poblados de alimañas, gringos y criollos, son los mismos de las novelas “Al país de las guerras” y “Sobre la tierra”. Se complementan. Incluso, algunas piezas de los “Cuentos…” completan puntos ciegos de aquellas. Despejan, por ejemplo, las circunstancias de una muerte.}
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Pero hay diferencias de forma, de ritmo y de tono entre unos y otras. Las novelas, más de tranco largo y pausado naturalmente, se explayan al detalle, casi en un ejercicio que tiende a la narrativa histórica. Los cuentos, por su parte, tienen un vuelo más ligero, ágil. Son como esos pájaros que en sus evoluciones admiramos y envidiamos, esos pájaros que nos hacen detestar nuestro destino terrestre.
Angelino, en esta forma más breve y lacónica, acentúa la construcción de un tono para su poética, en el cual el silencio es un componente esencial. Un tono que es el del monte, el de la espera, el de la soledad; el del “tiempo largo y lento que Angelino sabe desprender de los espacios, como si fuese su emanación o su secreto” (Martín Kohan dixit). El tono gris y pesado pero vital de la fatalidad.
Angelino, en suma, construye un territorio mítico poblado de personajes complejos, duros, entrañables, que se van cruzando en los cuentos (y en las novelas citadas, muy difíciles de conseguir). La Baronesa, los Frutos, el menor de los Álvarez, la viuda de Ruiz, el General, que no es otro que Urquiza; o no, claro…
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“Cuentos completos”: veinte relatos escritos entre principios de los setenta y el dos mil veinte pocos. Elogiados en su momento por Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Rodolfo Walsh y Victoria Ocampo (entre otros). Y hoy por Martín Kohan (que prologa este volumen y las novelas), Selva Almada, Jorge Consiglio y Alejandra Kamiya (que intervienen en contratapa).
Diego Angelino nació en 1944 en Rosario del Tala, Entre Ríos. Cursó sus estudios iniciales en Nogoyá y Paraná, comenzó abogacía y abandonó. En 1964 se traslada a la Patagonia, primero a Comodoro Rivadavia donde vivió tres años, y luego a El Bolsón en donde, junto a su esposa, tiene un vivero llamado "Tierra Baldía".
Es autor de cinco novelas y dos libros de cuentos: "Al sur del sur" (inédita); "Antes de que amanezca"; "Sobre la tierra" (llevada al cine); "Recordando en el viento"; "Escrituras"; "El boumernag vuelve al cazador" y "Al país de las guerras".












