
Argentina rompe récords mundiales con sus empates sin goles y lidera el ranking del 0-0
Deporte04/08/2025
Sergio Bustos
El fútbol argentino volvió a destacarse, pero no por sus goles. En la tercera fecha del Clausura 2025, ocho de quince partidos terminaron 0 a 0, lo que representa más del 50% de la jornada. Una cifra insólita que refuerza un patrón: Argentina es el campeón mundial del empate sin goles.


Las estadísticas no mienten. En el actual torneo Clausura ya se jugaron 45 partidos, de los cuales 14 finalizaron sin goles, lo que equivale a un alarmante 31%. Y si se suman los datos del Apertura, el panorama no mejora: 35 empates 0-0 en 255 partidos, es decir, el 13,73%.
¿Cómo se compara esto con las principales ligas del mundo? En la Premier League inglesa, por ejemplo, solo el 4,21% de los encuentros terminaron 0 a 0 durante la temporada 2024-2025. En España, LaLiga registró un 5,53%. Alemania y Francia quedaron cerca: 7,19% en la Bundesliga y 4,58% en la Ligue 1.
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Hasta el Mundial de Clubes mostró más goles que el fútbol argentino. De 63 partidos, solo 6 terminaron sin abrir el marcador. En cuatro de esos, hubo equipos sudamericanos.
El dato no sorprende a los hinchas locales, que ya ironizan con la “fútbol-terapia” de cada fin de semana. Las redes explotan con memes, y algunos hasta piden premios especiales para los 0-0 mejor jugados.
“Esto no es catenaccio, es directamente una anestesia colectiva,” se quejó un comentarista en una transmisión del domingo. Y no faltan quienes culpan a los técnicos por la obsesión defensiva o al estado de los campos de juego.
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Otros, más indulgentes, destacan la paridad extrema del torneo y los planteos tácticos cada vez más conservadores. También influye la presión por no perder y la escasez de jugadores desequilibrantes.
Sea como sea, el fútbol argentino se aleja del espectáculo y se hunde en la neutralidad. El hincha va a la cancha, grita, canta… y vuelve a su casa sin ver ni un solo gol.
Mientras en Europa celebran goleadas, acá el empate sin goles ya es moneda corriente. Una estadística que incomoda pero que, por ahora, nadie parece dispuesto a revertir.
















