
Una expedición submarina revela paisajes caribeños ocultos en el Golfo San Matías
Actualidad06/08/2025
Sergio Bustos
“Bucear en el Golfo San Matías no tiene nada que envidiarle al Caribe”, dijo Cristian Lagger con entusiasmo. El científico acaba de liderar una expedición que documentó, con cámaras subacuáticas y buceo científico, una riqueza marina inesperada frente a la costa de Río Negro.


La travesía fue organizada por la Fundación Por el Mar y se realizó en junio en Bahía Creek, una zona reconocida internacionalmente por sus tiburones. “Queremos que los argentinos dejen de darle la espalda al mar y empiecen a conocerlo”, insistió Lagger.
El equipo, compuesto por diez personas, operó sin puerto, usando gomones en condiciones desafiantes. “Una vez que entrás al agua, tenés apenas unos segundos para maniobrar o el bote se voltea”, relató.
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El objetivo fue claro: visibilizar la biodiversidad del mar argentino. Lograron registrar especies como cazones, peces gallo, nudibranquios y hasta anémonas de colores intensos. “Los resultados fueron increíbles. Vamos a presentarlos en los próximos congresos de ciencias del mar del país”, adelantó.
La actividad forma parte del proyecto “Corredor de los Cinco Grandes”, que busca relevar zonas donde conviven orcas, ballenas, tiburones, delfines y lobos marinos. Un corredor de vida marina que pocos conocen y menos aún protegen.
“Los tiburones no son peligrosos. Son indicadores de que el ecosistema está sano”, explicó Lagger. Para él, la conservación es urgente. Hoy, solo el 10% del mar argentino tiene alguna protección. La fundación impulsa el acuerdo internacional 30×30, que propone conservar al menos un 30% de la superficie marina mundial para 2030.
La campaña incluyó colaboración interdisciplinaria: trabajaron junto a la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático de Río Negro, Fundación Cethus, Grupo Condros de CIMAS y la operadora de buceo Cota Cero. “El trabajo conjunto no solo mejora la investigación, también nos da más herramientas para proteger el Golfo”, subrayó.
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Las imágenes obtenidas muestran alerones rocosos tapizados de peces, estrellas de mar, corales blandos y esponjas. “Parece otro mundo, pero está acá nomás, frente a nuestras costas”, resaltó.
Además del valor científico, los investigadores insisten en el potencial turístico. “La Ruta 1, entre Viedma y San Antonio Este, es un mirador natural. Con suerte, podés ver orcas o ballenas desde el auto”, dijo el científico.
La conservación, aseguran, puede convivir con el turismo responsable. La clave es difundir qué fauna habita en cada época del año. “Cuando uno se apropia de algo, lo cuida”, concluyó Lagger.
La expedición fue mucho más que un registro visual. Fue un grito bajo el agua que pide mirar hacia el sur, donde el mar argentino guarda paisajes intactos, silenciosos y llenos de vida.




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