Día del Nutricionista: hábitos simples que mejoran la alimentación y la calidad de vida

El 11 de agosto se celebra en Argentina el Día del Nutricionista, en homenaje a Pedro Escudero, médico considerado el “Padre de la nutrición en América” por su labor científica y docente. Su trabajo sentó las bases de la profesión en el país y en la región, destacando el valor de la alimentación como pilar para prevenir enfermedades y promover una vida saludable.

Escudero nació en Buenos Aires en 1887, egresó de la Facultad de Ciencias Sociales con medalla de honor y en 1928 fundó el Instituto Municipal de Enfermedades Metabólicas, luego conocido como Instituto Nacional de Nutrición. Fue la primera institución en América Latina dedicada a estudiar patologías relacionadas con la alimentación y a formar profesionales especializados.

La nutrición estudia los componentes y comportamientos de los alimentos en el cuerpo humano, permitiendo elaborar diagnósticos, diseñar planes alimenticios y acompañar terapéuticamente según el estado de salud y los objetivos de cada persona. El rol del nutricionista es clave para orientar sobre hábitos que mejoren la calidad de vida.

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Más allá del asesoramiento profesional, existen prácticas simples que pueden incorporarse a la rutina diaria. Elegir alimentos frescos y de estación, preferir frutas, verduras, cereales y legumbres, garantiza un mejor aporte de vitaminas, minerales y fibra.

La hidratación es otro punto esencial. Tomar suficiente agua ayuda a eliminar toxinas, regula la temperatura corporal y favorece la salud gastrointestinal, especialmente si la dieta es rica en fibra.

Para lograr una alimentación equilibrada es necesario considerar todos los grupos alimenticios: proteínas, carbohidratos, grasas saludables, frutas y vegetales. La variedad asegura el aporte de nutrientes que el organismo necesita.

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La organización también cumple un papel importante. Planificar las comidas, preparar platos con anticipación y mantener opciones saludables a mano ayuda a evitar decisiones impulsivas y a sostener una dieta balanceada.

Finalmente, leer las etiquetas de los productos envasados permite conocer su composición y tomar decisiones informadas. La ley de etiquetado frontal facilita identificar productos altos en grasas, azúcares o sodio, promoviendo elecciones más saludables.

Fuente: LA NACION.