
Crisis petrolera en Chubut y Santa Cruz deja 6.000 despidos en la cuenca del Golfo
Actualidad12/08/2025
Sergio Bustos
La cuenca del Golfo San Jorge, motor histórico de la producción convencional de petróleo, atraviesa su momento más crítico en décadas. En 2023 aportó el 32% del crudo argentino, pero hoy padece el agotamiento natural de sus reservorios, altos costos operativos y la competencia feroz de Vaca Muerta.


Chubut y Santa Cruz sienten de lleno el impacto. YPF, que durante décadas fue el emblema de la actividad en la región, decidió concentrar sus inversiones en la cuenca neuquina. Ese repliegue arrastró a proveedores de servicios y frenó proyectos, generando una ola de despidos.
Los números son alarmantes: 6.000 trabajadores perdieron su empleo en lo que va de 2025, mientras se multiplican los casos de sueldos, aguinaldos e indemnizaciones impagas. La tensión gremial derivó en paros que paralizan aún más la producción.
El golpe económico no se limita a los petroleros. Comercios, transportistas y pymes que dependen del circuito productivo también sufren la retracción. Cada pozo que se detiene significa menos ingresos para las economías locales.
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En Santa Cruz, el 1 de agosto marcó un cambio inédito. La estatal Fomicruz asumió el control de los yacimientos maduros que YPF abandonó, con el objetivo de mantener la extracción y preservar puestos de trabajo. “Es una apuesta a que la producción siga y no se vacíen las localidades petroleras”, señalaron fuentes provinciales.
La medida busca evitar el cierre definitivo de pozos, aunque en el sector admiten que sin capital privado será difícil sostener el ritmo de extracción. “No alcanza con administrar, hay que invertir”, advierten técnicos de la industria.
En Chubut, los gremios endurecen su postura. Denuncian que la retirada de empresas es parte de una estrategia de concentración de recursos en áreas más rentables. “Nos están dejando a la deriva y sin alternativas”, expresó un dirigente petrolero.
El impacto social ya se nota en las calles. En Comodoro Rivadavia, ciudades del norte santacruceño y pueblos de la meseta, la caída del consumo es visible en locales vacíos, ferias con menos puestos y servicios que reducen personal.
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El avance de Vaca Muerta, con producción no convencional en ascenso, es visto como un imán que atrae mano de obra y equipamiento. Cada perforadora que se va es una herida para la cuenca del Golfo, señalan desde las cámaras empresarias locales.
Mientras tanto, los intendentes de la región piden un plan federal para las cuencas maduras, que incluya incentivos fiscales, modernización de instalaciones y nuevas exploraciones. “No podemos quedar como pueblos fantasmas”, advirtieron.
El futuro inmediato dependerá de la capacidad para retener inversiones y de una política nacional que contemple la transición energética sin dejar afuera a los trabajadores y comunidades petroleras. El reloj corre y la cuenta regresiva ya empezó.
















