
Presionan para proteger el Agujero Azul, el “jardín” submarino amenazado por flotas extranjeras
Actualidad12/08/2025
Sergio Bustos
La reciente expedición del Conicet al Agujero Azul volvió a poner en agenda la urgencia de proteger esta zona única del Mar Argentino, ubicada frente al Golfo San Jorge, en la Patagonia.


El lugar, conocido como el “jardín” submarino, alberga cañones, fondos bentónicos de enorme biodiversidad y especies de alto valor comercial como calamares y merluzas. También es refugio para ballenas, elefantes marinos que llegan a bucear 1.500 metros, y pingüinos.
Pero su ubicación fuera de la Zona Económica Exclusiva argentina la deja expuesta a flotas pesqueras internacionales que operan con redes de arrastre sin regulación efectiva. Allí rigen las libertades de Alta Mar, un marco que permite la captura indiscriminada mientras el país tiene derechos solo sobre el lecho marino.
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“Es un mar de nadie y un mar de todos”, explican las organizaciones, que reclaman medidas urgentes. Plantean que el área podría gestionarse bajo el Tratado Global de los Océanos, aún pendiente de ratificación por varios países.
En Argentina, un proyecto de ley para crear un área protegida de 148.000 km² obtuvo media sanción pero perdió estado parlamentario. Ahora, más de 30 ONG del Foro para la Conservación del Mar Patagónico impulsan su reactivación.
La paradoja es que, pese al reconocimiento de Naciones Unidas a la plataforma continental extendida argentina, la jurisdicción nacional no alcanza a las aguas donde pescan estas flotas. Esto deja un vacío legal que amenaza uno de los ecosistemas más valiosos del Atlántico Sur.
Las transmisiones en vivo de la misión científica, que mostraron al mundo la riqueza del Agujero Azul, renovaron el interés público y político. El objetivo: frenar la depredación antes de que el daño sea irreversible.















