García Furfaro rompió el silencio y negó vínculos con el fentanilo adulterado

Ariel García Furfaro negó cualquier participación en el caso del fentanilo contaminado que ya dejó 97 muertes confirmadas y otras nueve bajo investigación en Bahía Blanca. En declaraciones públicas, el empresario insistió en que no existe evidencia de que las ampollas producidas por sus laboratorios hayan provocado los decesos y aseguró que está dispuesto a afrontar las consecuencias si se demuestra lo contrario.

En diálogo con TN, sostuvo que sabía que lo iban a perjudicar. “Cuando me mandaron a cobrar coimas del PAMI, los saqué a patadas en el culo. Y hoy estoy pagando las consecuencias”, afirmó. También sugirió que podría tratarse de un episodio de negligencia más que de una acción intencional, aunque volvió a remarcar que no se comprobó un vínculo directo entre sus productos y las muertes.

Durante una entrevista con la periodista Camila Dolabjian en Radio Rivadavia, García Furfaro expresó su admiración por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “¿Cómo no la voy a admirar a Cristina si dicen que no es abogada?”, ironizó. Además, reconoció haberse reunido con el ex presidente paraguayo Horacio Cartes, a quien definió como alguien a quien “admira”.

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El empresario también dio explicaciones sobre la aparición de su domicilio en registros de una firma vinculada a Lázaro Báez, atribuyéndolo a cuestiones administrativas de un contador. Según indicó, el profesional utilizó esa dirección antes de pasarla a la empresa Top Air.

En una presentación judicial a la que accedió Noticias Argentinas, García Furfaro responsabilizó al ex diputado provincial Andrés Quinteros por la supuesta contaminación. En su escrito, relató que el sereno del laboratorio Ramallo S.A. le informó sobre vuelos nocturnos de un helicóptero que, por sus características, sería de propiedad del ex legislador.

“Lo llevó a pensar” que el helicóptero pudo haber arrojado “algún producto incriminante (veneno) en el predio exterior del laboratorio”, con el fin de simular un hallazgo accidental que perjudicara su situación legal. La hipótesis, que no cuenta con pruebas públicas, se suma a una causa judicial que sigue sumando declaraciones y evidencias.

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La investigación, que comenzó tras el hallazgo del opioide adulterado, mantiene bajo la lupa a los laboratorios del empresario y a su círculo de relaciones políticas y comerciales.

Fuente: NA.