Los termos Stanley en Argentina: entre precios altos, contrabando y estrategias de mercado

Actualidad16/08/2025

TErmo Stanley imagen genérica

En la Argentina, los termos Stanley se consolidaron como un objeto de consumo aspiracional que ya no se limita al uso al aire libre. Hoy son parte de oficinas, gimnasios y colectivos, un fenómeno que transformó a la marca en símbolo cotidiano. El grupo Mendizábal, licenciatario exclusivo desde 2015, acompaña ese crecimiento con más de 100 empleados y una red de distribución que alcanza a 14.000 comercios en todo el país.

La expansión de la compañía local se refleja también en su apuesta por locales propios. Este jueves abrió un espacio en Alto Palermo y antes de fin de año sumará dos más en Parque Brown y Unicenter. “Tenemos experiencia en consumo semi masivo y un poder de distribución grande. Es momento de que los empresarios argentinos miremos oportunidades”, afirmó Facundo Mendizábal, dueño del grupo, al explicar la estrategia de diversificación.

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Más allá de la moda, el precio sigue siendo un factor central en el debate. El clásico termo verde de acero inoxidable se ofrece en la web oficial local a $139.000, lo que equivale a unos US$ 106. En Estados Unidos, un modelo similar cuesta apenas US$ 36, mientras que en Brasil se consigue por 355 reales, alrededor de $84.845. La diferencia, aunque menor tras la salida del cepo, todavía ronda el triple.

Para Mendizábal, el Estado tiene un rol pendiente en la carga impositiva y la regulación. “La función del Estado es arbitrar que la cancha sea lo más pareja para generar una sana competencia”, señaló, y agregó que los costos logísticos, laborales y arancelarios explican parte de la brecha. A eso se suman decisiones de la casa matriz, que posiciona productos de manera distinta según cada mercado.

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El grupo local busca competir con propuestas adaptadas al consumo argentino. Así surgieron termos con pico cebador, mates, yerberas y ediciones especiales que incorporan la figura de Lionel Messi. “Los viajes al exterior y las compras online nos obligan a brindar un servicio más cercano al cliente”, aseguró Mendizábal. Estas innovaciones apuntan a fidelizar al consumidor frente a un mercado global cada vez más competitivo.

Las proyecciones para 2025 son optimistas: esperan un crecimiento del 30% en la venta de unidades y una facturación de US$ 60 millones, luego de alcanzar US$ 46 millones en 2024. “Hoy, con mayor previsibilidad, el empresariado trabaja para ser más eficiente y que eso se traduzca en precios más competitivos”, sostuvo el empresario, aunque reconoció que la inflación sigue afectando la planificación.

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No todo es expansión. Un problema que inquieta al sector es la suba del contrabando, especialmente desde Bolivia, donde ingresaron más de 4 millones de termos a bajo costo que luego derivaron al mercado argentino. “Entran productos que no tienen certificados de seguridad y ponen en riesgo la salud”, advirtió Mendizábal, y remarcó que la comercialización de copias ilegales constituye una competencia desleal al no tributar impuestos.

En paralelo, otras compañías como Lumilagro ya evalúan un modelo mixto de producción nacional e importación para sostenerse frente al avance de productos asiáticos y falsificados. El escenario, aunque complejo, encuentra a las empresas locales en un momento de reinvención. El futuro del negocio de los termos dependerá de cómo logren equilibrar innovación, precios y control del mercado informal.

Fuente: Diario Clarín