

La felicidad cayó en el país en comparación con 2024, según el informe del Observatorio de Tendencias Sociales, Educativas y Empresariales de Insight 21, perteneciente a la Universidad Siglo 21. El 50,9% de los argentinos se declaró feliz con su vida, lo que significa una baja del 3,6% respecto al récord del 54,5% registrado en el último trimestre de 2024.


El estudio, que se realiza de manera periódica desde 2018, expone que los indicadores muestran señales de retroceso en distintos aspectos de la vida cotidiana. Solo el 44,3% de los encuestados expresó haber logrado lo que considera importante y el 34,8% afirmó estar conforme con la mayoría de los aspectos de su vida.
La comparación con la medición de 2024 refleja un descenso marcado en la satisfacción general, que cayó 7,3 puntos porcentuales, lo que deja en evidencia un deterioro en la percepción del bienestar social.
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El informe detalla que la caída en la felicidad atraviesa tanto a hombres como a mujeres, sin importar el nivel educativo ni la franja etaria, aunque con algunas particularidades. Los grupos de 18 a 29 años y de 50 a 59 años son los que reportaron los índices más bajos.
El segmento de 50 a 59 años fue el más afectado. En este rango etario, la baja alcanzó un 11,5%, lo que lo posiciona como el grupo con la percepción más negativa sobre su bienestar personal. No obstante, hubo un dato que marcó una diferencia con el resto: en el nivel educativo de posgrado la felicidad creció del 65,4% al 69,4%, lo que significa que casi 7 de cada 10 personas con este título consideran que su vida es satisfactoria.
En diálogo con los investigadores, la directora de Insight 21, Florencia Rubiolo, sostuvo: “Medir la felicidad no es solo una cuestión de estadística, es una herramienta para construir futuro”. También afirmó que “la felicidad es un componente esencial del desarrollo humano sostenible, ya que contribuye directamente al progreso de las personas y las sociedades”.
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El relevamiento subraya que la felicidad está ligada a productividad, salud mental, resiliencia y cohesión social, por lo que su análisis resulta fundamental tanto para el sector público como para el privado a la hora de diseñar políticas y estrategias que promuevan una mejor calidad de vida.
Fuente: NA.

















