Vecinos redujeron a un ladrón y la Justicia lo condenó en solo diez días

Policiales24/08/2025Sergio BustosSergio Bustos
condenado rapido
El joven fue rapidamente condenado.

La noche del 11 de agosto se vio alterada en calle Ruperto Giménez al 900. Jorge Ezequiel López intentó abrir la puerta de un automóvil estacionado frente a una casa. El propietario advirtió la maniobra y dio la voz de alerta.

El ruido y los gritos movilizaron a los vecinos de la cuadra. En cuestión de segundos, varias personas salieron a la calle y comenzaron a perseguir al sospechoso.

López fue reducido por los vecinos y entregado a efectivos de la Comisaría Cuarta, que llegaron de inmediato al lugar. El intento de robo quedó frustrado gracias a la rápida reacción ciudadana.

La fiscal Ivana Berazategui tomó intervención y formuló cargos por hurto en grado de tentativa. También solicitó el control de la detención y la apertura formal de la investigación.


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El caso se tramitó por la vía del juicio rápido, un procedimiento diseñado para delitos cometidos en flagrancia. Este mecanismo permite resolver en plazos muy breves situaciones en las que las pruebas resultan claras y suficientes.

En pocos días, la Fiscalía reunió testimonios, el informe policial y la denuncia del propietario del vehículo. Con ese material, avanzó hacia un juicio abreviado.

El juez Yangüela dictó sentencia a los diez días del hecho. La pena fue de 15 días de prisión de efectivo cumplimiento. La condena cerró un proceso judicial exprés que sorprendió incluso a los propios vecinos.

Fuentes judiciales remarcaron que la participación ciudadana fue determinante. “La intervención vecinal permitió que la policía actuara de inmediato y la causa llegara al juzgado sin dilaciones”, explicaron.

El juicio rápido se consolidó como una herramienta clave para dar respuestas inmediatas frente a delitos simples y comprobados. Su aplicación evita que estos casos se acumulen en el sistema judicial.

En este episodio, la combinación de acción vecinal y rapidez institucional mostró un resultado poco habitual: un hecho cometido el 11 de agosto terminó con condena firme en apenas diez días.

La experiencia dejó también un mensaje en el barrio: la organización comunitaria y la cooperación con la justicia pueden marcar la diferencia cuando se trata de delitos en flagrancia.

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