

Un científico británico asegura que resolvió el enigma del Triángulo de las Bermudas. Según el oceanógrafo Simon Boxall, la explicación no está en extraterrestres ni en portales ocultos, sino en un fenómeno natural: las olas gigantes.


“Son empinadas y altas; hemos medido olas de más de 30 metros”, declaró el investigador de la Universidad de Southampton al Daily Mail. Para él, esas paredes de agua habrían provocado la mayoría de los hundimientos atribuidos a la zona.
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Las olas gigantes, también llamadas extremas, pueden aparecer de golpe, crecer hasta el doble que las que las rodean y golpear desde direcciones inesperadas. Boxall advierte que un barco atrapado puede hundirse en apenas tres minutos.
Uno de los episodios más citados es el del USS Cyclops, un buque de la Marina estadounidense que se perdió en 1918 con 306 tripulantes. El barco desapareció sin dejar rastros ni señales de auxilio. Boxall sostiene que una ola gigante pudo haberlo partido al medio.

Para probarlo, su equipo construyó un modelo a escala del navío y comprobó que su estructura, amplia y plana, era especialmente vulnerable a ese tipo de impacto. “Cuanto más grande es el barco, más daños causa la ola”, explicó el investigador.
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La falta de explicaciones durante décadas alimentó teorías de todo tipo: ovnis, dimensiones paralelas o energías ocultas. El Triángulo de las Bermudas se ganó fama de zona maldita, aunque la ciencia nunca respaldó esas ideas.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos insiste en que “no hay evidencia de que ocurran más desapariciones allí que en cualquier otra parte del océano”. En la misma línea, Lloyd’s of London recuerda que las pérdidas marítimas no son mayores que en otras rutas.
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El área se extiende entre Miami, Puerto Rico y las islas Bermudas. Es una región muy transitada y con aguas complejas, donde la navegación exige máxima precisión. Miles de barcos y aviones cruzan la zona todos los días sin inconvenientes.
El aura de misterio sigue viva en la cultura popular, pero la hipótesis de Boxall apunta a un escenario más tangible: el verdadero peligro serían las olas, no lo sobrenatural.
Fuente: Infobae


















