

La noche del 27 de agosto de 1920 quedó grabada en la memoria argentina. Cuatro jóvenes transmitieron por primera vez desde la terraza del Teatro Coliseo y marcaron el inicio de la radiofonía nacional.


Enrique Telémaco Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica formaban el grupo que luego sería conocido como Los locos de la azotea. Eran estudiantes de medicina apasionados por la música y la tecnología.
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Con equipos rudimentarios y una antena improvisada, lograron emitir la ópera Parsifal de Richard Wagner. “Señoras y señores, la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el Festival Sacro de Richard Wagner, Parsifal”, anunció Susini, inaugurando un medio que conquistaría generaciones.
El éxito los impulsó a seguir. Transmitieron otras óperas, fundaron el Radioclub Argentino y abrieron camino a la primera emisora de habla hispana con emisiones regulares: Radio Argentina. Su objetivo era difundir cultura, no vender publicidad.

En los años siguientes, la radio se multiplicó. Nacieron emisoras como Splendid, Cultura y Sudamericana, mientras el Teatro Colón se transformaba en escenario de transmisiones en vivo. La radio se volvió parte de la vida cultural del país.
Con el tiempo llegaron programas icónicos. Cacho Fontana revolucionó con el “Fontana Show” y Héctor Larrea con “Rapidísimo”. Más tarde se sumaron clásicos como Las dos carátulas, Magdalena Tempranísimo y La venganza será terrible.

Los setenta trajeron el auge de las FM, los ochenta consolidaron la radio de opinión y en la actualidad convive con internet, cámaras en estudios y podcasts. La radio se adapta, pero mantiene su esencia: cercanía y compañía.
El legado de Susini y sus compañeros trascendió la radio. Fundaron la productora Lumiton, dirigieron transmisiones de cine y televisión, e impulsaron proyectos tecnológicos que transformaron la comunicación argentina.
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Cada 27 de agosto, el Día de la Radio recuerda a Los locos de la azotea. Su primera transmisión no solo encendió un micrófono, también abrió un camino que un siglo después sigue vivo en la memoria colectiva.

















