
Descubren en Santa Cruz un cocodrilo fósil de hace 70 millones de años con una mordida devastadora
Actualidad02/09/2025
REDACCIÓN
Un grupo interdisciplinario de científicos del CONICET sorprendió a la comunidad paleontológica al descubrir gran parte del esqueleto de un cocodrilo que habitó el sur argentino hace 70 millones de años. El hallazgo incluye el cráneo y las mandíbulas, y se produjo en la Formación Chorrillo, un área ubicada a unos 30 kilómetros al sur de El Calafate, en la provincia de Santa Cruz.


El fósil fue descrito en la revista científica PLoS One y recibió el nombre de Kostensuchus atrox, que en latín significa “cocodrilo feroz que refiere al viento del sur”. El animal pertenece a la familia extinguida de los peirosaurios, un linaje de cocodrilos que evolucionó en América del Sur y África durante el Cretácico.
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A diferencia de los cocodrilos actuales, este depredador tenía una cabeza alta, ojos orientados hacia los costados y fosas nasales proyectadas hacia adelante, lo que indica que no llevaba un estilo de vida acuático como sus parientes vivientes. En cambio, se desplazaba en ambientes húmedos y con abundante vegetación, donde ejercía un rol central en la cadena alimenticia.
El paleontólogo Diego Pol, investigador del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales, remarcó la singularidad de la especie: “Esta nueva especie se distingue por el gran tamaño de sus dientes y cráneo, la robustez de su mandíbula y el desarrollo de las cavidades musculares que fortalecían la mordida. Por eso lo interpretamos como un predador tope del ecosistema”.
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La anatomía de Kostensuchus resulta impactante. Su cabeza alcanzaba los 50 centímetros de largo, lo que la hacía desproporcionadamente grande en relación con su cuerpo. El hocico estaba armado con más de 50 dientes, algunos de ellos de más de 5 centímetros, con bordes aserrados que ampliaban la capacidad de corte. Las mandíbulas eran impulsadas por músculos que garantizaban una mordida rápida y devastadora.
El cuerpo era robusto y las patas, aunque cortas, se ubicaban verticalmente bajo el torso, permitiéndole una movilidad más ágil que la de los cocodrilos modernos, cuyos miembros laterales los obligan a arrastrarse. Esto lo convertía en un cazador versátil, capaz de desplazarse con rapidez en tierra firme.
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La importancia ecológica de Kostensuchus se vincula con otros grandes depredadores de la época. El paleontólogo Fernando Novas, investigador del CONICET en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, explicó: “Otro de los depredadores que hemos descubierto en estas rocas es el dinosaurio Maip macrothorax, cercano al Megaraptor de Neuquén. Es probable que Kostensuchus y Maip compitieran por las presas, como ocurre hoy en África con hienas y leones”.
Los restos y el contexto geológico donde fueron hallados aportan valiosa información sobre los ecosistemas de fines del Cretácico en la Patagonia. Este descubrimiento no solo revela la diversidad de especies que coexistieron en la región, sino que también amplía la comprensión sobre las interacciones entre depredadores en un mundo previo a la extinción masiva.
Fuente: N A

















