
La ciencia revela cómo el alcohol altera proteínas y acelera la aparición del hígado graso
Actualidad04/09/2025
REDACCIÓN
El impacto del alcohol en la salud del hígado es un tema que desde hace décadas preocupa a la comunidad médica, pero hasta ahora gran parte de las explicaciones se concentraban en los efectos visibles de su consumo prolongado. Un equipo de investigadores de la Mayo Clinic logró dar un paso más al identificar el mecanismo por el cual el alcohol modifica proteínas esenciales en las células hepáticas y favorece la acumulación de grasa, condición que puede derivar en la enfermedad conocida como hígado graso.


Los especialistas recordaron que esta dolencia, también llamada enfermedad hepática esteatótica asociada a disfunción metabólica, afecta a más de un tercio de la población en Estados Unidos y puede transformarse en la antesala de complicaciones severas como la diabetes tipo 2 o el cáncer hepático. El nuevo hallazgo ofrece la posibilidad de entender no solo el daño visible, sino también los cambios moleculares que lo provocan.
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En el centro de la investigación aparece una proteína que hasta ahora no había sido estudiada en detalle en este contexto: la VCP. Los científicos descubrieron que esta proteína cumple un rol decisivo en el control de las reservas de grasa que los hepatocitos almacenan en forma de gotitas lipídicas, utilizadas como fuente de energía en períodos de ayuno. Cuando la VCP funciona correctamente, mantiene bajo control a otra proteína, la HSD17β13, evitando que se acumule en exceso.
Lo que observaron los investigadores es que el consumo prolongado de alcohol altera este equilibrio. La exposición al alcohol reduce de manera drástica la presencia de la VCP en la superficie de las gotitas de grasa, lo que habilita a la HSD17β13 a acumularse sin control y dispara la formación de hígado graso. La doctora Sandhya Sen, una de las autoras principales del trabajo, sostuvo que fue impactante comprobarlo en el laboratorio: “Intentamos varios experimentos para confirmar lo que observábamos, y todos mostraron que la VCP dirige la proteína HSD17β13 desde la gota lipídica hasta el lisosoma”, explicó.
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El proceso es complejo pero decisivo: la VCP actúa como una especie de transportador que, con la ayuda de una proteína chaperona, conduce a las proteínas dañadas hacia el lisosoma, el orgánulo encargado de descomponer compuestos no deseados. Cuando este sistema se interrumpe por la acción del alcohol, el hígado pierde capacidad de control y las consecuencias aparecen de forma progresiva en el organismo.
Más allá de explicar un mecanismo biológico, el estudio abre perspectivas concretas en el terreno terapéutico. El doctor Mark McNiven, autor principal de la investigación, sostuvo que la proteína HSD17β13 podría convertirse en un blanco prometedor para el diseño de nuevos medicamentos que permitan prevenir o revertir la enfermedad del hígado graso. Según afirmó, comprender cómo trabajan los hepatocitos en el manejo de las grasas brinda la posibilidad de diseñar tratamientos mucho más específicos.
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El trabajo de la Mayo Clinic también plantea avances en el diagnóstico. Identificar alteraciones en el sistema de control de la VCP permitiría anticipar qué pacientes tienen mayor riesgo de sufrir un daño hepático severo vinculado al alcohol, lo que abriría la posibilidad de actuar antes de que aparezcan cuadros irreversibles. Esta línea de investigación se integra en la iniciativa Precure, orientada a detectar y detener procesos biológicos antes de que se transformen en enfermedades crónicas.
Con esta mirada, la ciencia no solo describe cómo se enferma el hígado, sino que ofrece herramientas para pensar en un abordaje más preventivo. Los investigadores remarcaron que el conocimiento del mecanismo molecular puede marcar la diferencia en la salud pública, dado que el hígado graso ya se consolidó como una de las enfermedades hepáticas más frecuentes del siglo XXI.
Fuente: Infobae.

















