
Ponen en debate el precio real de algunos medicamentos y su impacto en el sistema de salud
Actualidad09/09/2025
REDACCIÓN
La discusión sobre los medicamentos de alto precio se instaló en una jornada organizada por la Academia Nacional de Farmacia y Bioquímica. La especialista Natalia Messina aseguró que “hay innovaciones que aportan muy poco para lo que valen” y remarcó que la prescripción puede verse condicionada por la presión social y judicial.


El encuentro puso sobre la mesa casos emblemáticos como el Lenmeldy, una terapia génica que cuesta 4,25 millones de dólares en Estados Unidos, o el Vyjudek, que supera los 20 millones de euros por paciente. El Instituto Leloir señaló que estos fármacos representan “el fruto dorado del avance de la ciencia y a la vez una amenaza para la sustentabilidad de los sistemas de salud”.
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Messina, ex directora de Medicamentos Especiales y de Alto Precio del Ministerio de Salud, explicó que la discusión en Argentina todavía es incipiente. “Los denominamos de alto precio y no de alto costo, porque lo que se conoce es el precio de mercado, no el costo de producción”, indicó.
Entre los dilemas planteados, subrayó la falta de evidencia robusta sobre beneficios reales. “Hay mucha expectativa, pero por lo general escasa evidencia y ausencia de protocolos o guías”, sostuvo. También remarcó la dificultad para evaluar resultados en un país sin historia clínica electrónica ni registros completos.
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La especialista alertó sobre inequidades en el acceso cuando los tratamientos llegan a través de la vía judicial. “No lo recibe quien más se puede beneficiar, sino quien puede acceder a un abogado”, señaló. Además advirtió que la mayoría de estas terapias no revierten los efectos de las enfermedades, solo logran mejoras parciales.
Otro punto abordado fue el impacto presupuestario. Messina destacó que destinar sumas tan elevadas a un grupo reducido de pacientes implica resignar recursos que podrían aplicarse a terapias más accesibles y con evidencia sólida. También criticó la asimetría en la negociación con laboratorios internacionales.
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Para revertir esa situación, destacó la necesidad de contar con una agencia nacional que evalúe tecnologías sanitarias. “Hace falta un organismo que pueda decir que un medicamento no funciona, que funciona en todos o en un subgrupo de pacientes con determinadas características”, expresó.
Messina propuso herramientas como compras conjuntas, acuerdos de riesgo compartido o incluso producción pública. “Hay que proteger tanto al paciente como al sistema de salud”, concluyó. La demora en la puesta en marcha de la Agencia Nacional de Evaluación de Financiamiento de Tecnologías Sanitarias mantiene abierto un debate que cruza intereses médicos, económicos y políticos.
Fuente: Anmat, Clarin

















