Un pequeño municipio se hizo famoso por ser “el pueblo en el que nunca pasa nada”

Turismo23/09/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Miravete de la Sierra
Miravete de la Sierra

En la comarca del Maestrazgo, al pie de la sierra de Lastra, se esconde Miravete de la Sierra, un pequeño municipio aragonés que se hizo famoso por ser “el pueblo en el que nunca pasa nada”. Su casco urbano medieval, declarado Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural, resume la serenidad de un lugar con apenas 32 habitantes, calles empedradas y un río que lo atraviesa sin provocar inundaciones.

El nombre del pueblo trascendió en 2008 gracias a una estrategia ideada por el publicista argentino Pablo Alzugaray, quien ideó una campaña bajo el lema “Aquí nunca pasa nada”. “El tiempo no pasa ni adelantando la hora”, decía en un spot el vecino Pascual, en alusión a la calma que define al lugar. La acción ganó premios internacionales y convirtió al pueblo en atractivo turístico, pese a que antes era casi desconocido.

El actual alcalde, José Listo, recuerda con humor su participación en los anuncios. “Convencí a la agencia para que eligieran este y no otro pueblo, claro”, afirmó, subrayando que el proyecto ayudó a atraer visitantes a un sitio donde la mayoría de los residentes son jubilados y no hay relevo generacional.

Miravete de la Sierra. Vista aérea


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La campaña no fue el único motivo de atención. El pueblo también conserva vestigios templarios y un patrimonio arquitectónico que lo distingue de otras localidades. El puente de piedra del siglo XVI, la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves de 1574 y el horno colectivo restaurado son parte del recorrido. La guía local Serafina Buj explica que “Miravete guarda mucho patrimonio que en otros pueblos se perdió”, al tiempo que destaca la existencia de un centro de interpretación en el antiguo molino, dedicado al ciclo del pan.

Los festejos populares se suman a los atractivos. En agosto, el pueblo recibe a cientos de personas que se acercan a revivir costumbres medievales, danzas típicas y juegos tradicionales. La ancestral danza del Reinao, organizada por la Asociación Cultural de Miravete, convoca a vecinos y veraneantes con mantones, pañuelos, tambor y dulzaina. Entre charangas, procesiones, cenas comunitarias y juegos, el lema de “pueblo donde nunca pasa nada” queda en suspenso.

La tranquilidad se vio interrumpida en 2023 con dos hechos que generaron titulares: el nacimiento de una niña, Chloe, tras medio siglo sin alumbramientos, y una boda celebrada en la iglesia, donde no había casamientos desde los años noventa. Estos episodios se vivieron como acontecimientos extraordinarios y reforzaron la singularidad del lugar.

Miravete de la Sierra. Foto: Antonio García/Bykofoto


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A los atractivos culturales se suman sus valores naturales. Cotos de caza, senderos, recolección de setas y paisajes rodeados de montañas invitan a recorrerlo. Incluso, Miravete fue declarado zona paleontológica en 2003 tras hallazgos de fósiles y restos de dinosaurios.

El pueblo lleva en su escudo las cruces templarias paté y de las ocho bienaventuranzas, un símbolo de un pasado enigmático que lo vincula con los caballeros que custodiaban rutas de peregrinos. Hoy, ese pasado convive con un presente turístico en el que conviven silencio, naturaleza y memoria histórica. Miravete, que alguna vez fue promocionado como “donde nunca pasa nada”, se consolidó como un sitio donde siempre hay algo por descubrir.

Fuente: LA NACION.

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