El empleo informal trepó al 43% y golpea a más de 4 de cada 10 trabajadores en la Argentina
Actualidad27/09/2025
REDACCIÓN
Foto ilustrativa de empleos pymes
La informalidad laboral volvió a ubicarse en el centro de la agenda económica y social del país. Según el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL) del IIEP–UBA/CONICET, la tasa alcanzó el 43,2% en el segundo trimestre del 2025, lo que significa que más de cuatro de cada diez trabajadores argentinos se desempeñan fuera de los marcos legales, impositivos y de seguridad social.
En la comparación interanual, el indicador subió 1,6 puntos porcentuales respecto del mismo trimestre del 2024, cuando se había ubicado en el 41,6%. De esta forma, la Argentina registra el nivel de empleo informal más alto desde mediados de 2022, con una marcada persistencia de la precariedad laboral en diferentes sectores.
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Dentro de la estructura ocupacional, los asalariados registraron un 37,7% de informalidad, los trabajadores por cuenta propia un 62,5% y los patrones un 22,2%. El peso de los asalariados es mayor, ya que representan el 72% del empleo total, lo que explica que seis de cada diez puestos informales correspondan a esta categoría.
El informe advierte que la tasa de informalidad asalariada mantiene valores elevados desde hace casi dos décadas. De hecho, el registro actual se ubica en línea con los niveles alcanzados en el cuarto trimestre de 2008 y solo fue superado en 2022 durante el segundo trimestre. “Más allá de las fluctuaciones, la informalidad asalariada se mantiene en niveles muy altos desde hace 17 años”, remarcó el estudio.
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El análisis por género muestra diferencias significativas. Durante el primer trimestre de este año, la tasa de informalidad fue de 43,2% entre las mujeres y de 41,1% entre los hombres. Aunque las mujeres presentan un porcentaje mayor, el peso de los varones en el mercado laboral total (56%) hace que aporten más de la mitad de los casos de informalidad.
La situación entre los jóvenes es aún más crítica. Seis de cada diez trabajadores de entre 16 y 24 años tienen empleos informales, una proporción 21 puntos por encima de la tasa general. En contraste, la informalidad se reduce en la franja de 25 a 44 años (41,4%) y entre 45 y 64 años (34,5%), para luego volver a crecer en los mayores de 65, donde alcanza al 51%.
Por regiones, los niveles más bajos de informalidad se detectaron en el Gran Buenos Aires, la región Pampeana y la Patagonia. En cambio, el Noroeste, Cuyo y el Nordeste superaron el 48%. En la región patagónica, Ushuaia–Río Grande presentó la tasa más baja, con apenas 18%, mientras que Viedma–Carmen de Patagones marcó 32%.
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La brecha entre ramas de actividad es notable. En el sector público la informalidad fue de solo 9%, mientras que en servicios financieros se ubicó en 20,9%. En contraste, la construcción y el trabajo doméstico alcanzaron un alarmante 75,4%, lo que afecta de manera directa a los sectores con menor nivel educativo.
El vínculo entre informalidad y pobreza laboral aparece de manera contundente. En el primer trimestre de 2025, el 24% de los trabajadores vivían en hogares pobres, pero la cifra escaló al 42% entre los informales. Además, el 40% de los ocupados sin registro percibió ingresos por debajo de la línea de pobreza, frente a apenas el 5% entre los formales. “Tener un empleo no garantiza vivir fuera de la pobreza en la Argentina”, subraya el estudio.
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En el plano regional, la Argentina se encuentra en una situación intermedia. Mientras que Chile, Costa Rica y Brasil exhiben tasas de entre 24% y 32%, países como Ecuador y Paraguay rondan el 60%. El informe, titulado “Panorama del empleo informal y la pobreza laboral”, analiza también la incidencia por nivel educativo, tamaño de empresa y ramas de actividad, aportando un panorama integral de la precariedad laboral en el país.
En conclusión, los datos revelan que la informalidad persiste como un problema estructural que afecta no solo la calidad del empleo, sino también el bienestar social de millones de familias. El fenómeno se agrava entre los más jóvenes y en sectores con menores niveles educativos, configurando un escenario complejo que exige respuestas de política pública sostenidas en el tiempo.
Fuente: N A
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