

Guardia Mitre, un pequeño rincón de Río Negro, es el nuevo hogar de los tulipanes. Allí, Sergio “Flecha” Pérez y Claudio Nair Pérez están concretando un proyecto que parece sacado de un cuento: cultivar tulipanes en el corazón de la Patagonia. La idea nació tras varias pruebas en distintas localidades, como Roca y Las Grutas, pero fue en la tierra fértil de la estancia Peumayén donde sintieron que el sueño tenía posibilidades reales de florecer.


“Es como un Nilo en miniatura,” cuenta Flecha sobre la tierra de Guardia Mitre, un suelo rico en pH y acidez, perfecto para el cultivo de tulipanes. Juntos, Flecha y Claudio decidieron apostar por este desafío, que no solo se limita a la producción agrícola. Para ellos, este proyecto es mucho más: “Es turismo sustentable, es trabajo para la gente de la zona, es abrir una puerta a la belleza y al futuro”, asegura Flecha.
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En un primer ensayo, sembraron 4.000 bulbos, muchos de ellos provenientes de Trevelin. Entre las variedades cultivadas, destaca el enigmático tulipán negro, Queen of the Night, que floreció sin problemas. Este éxito inicial les dio el impulso necesario para soñar en grande. Para el próximo año, planean una hectárea completa de tulipanes, con vistas a expandirse a más de tres hectáreas en los próximos cinco años.

Pero el tulipán no es solo un negocio. La idea de Flecha y Claudio es crear un destino turístico que combine la belleza natural con actividades culturales y gastronómicas. En su visión, el campo de tulipanes será solo el comienzo de un parque floral, con canales navegables y propuestas que inviten a los visitantes a sumergirse en un ambiente único.
El éxito de este proyecto tiene un fuerte componente social. El turismo de flores, como el que ha tenido éxito en Trevelin, podría convertirse en una fuente de trabajo estable para las familias de Guardia Mitre. Además, la producción de tulipanes no solo se destina al consumo interno y a la venta de flores frescas, sino también a la comercialización de bulbos, que se multiplican de 2 a 5 veces por planta.
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Con cada paso, este proyecto va ganando fuerza. “Esto es solo el principio,” afirman los emprendedores. “El próximo año, cuando florezcan, Guardia Mitre descubrirá un paisaje nuevo, y lo más importante: crearemos empleo y futuro para la región.”
Así, entre paciencia, trabajo y un amor profundo por la tierra, el campo de tulipanes de Guardia Mitre va floreciendo, como el sueño de estos dos emprendedores que han logrado transformar una idea en realidad.
Fuente: RN








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