La minería argentina: una historia de evolución, desafíos y oportunidades

Actualidad30/09/2025Sergio BustosSergio Bustos
mineria e infraestructura
Desarrollo de la minería en el país.

La minería argentina recorre un camino de más de 80 años que combina tradición, transformaciones profundas y un presente marcado por oportunidades inéditas. Desde proyectos pioneros hasta la llegada de inversiones internacionales, el sector atraviesa una etapa en la que se redefine su rol dentro de la matriz productiva nacional, según mencionó Roberto Cacciola, presidente de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM) en una nota de opinión publicada en el diario Clarín.

Durante buena parte del siglo XX, la actividad minera quedó relegada frente a motores históricos como la agricultura y la ganadería. Sin embargo, algunos emprendimientos se sostuvieron en el tiempo. El caso más emblemático es Aguilar, mina de plata, plomo y zinc en Jujuy, que hoy acumula más de nueve décadas en funcionamiento continuo.

El gran punto de inflexión llegó en los años noventa. En 1993, con la sanción de la Ley de Inversiones Mineras, Argentina se abrió a la inversión extranjera, ofreciendo estabilidad fiscal y reglas claras. Dos años después, la Ley de Protección Ambiental para la Actividad Minera aportó un marco regulatorio moderno que sentó las bases de la minería actual.

Ese marco normativo permitió la puesta en marcha de proyectos de gran escala que marcaron una época. Bajo de la Alumbrera en Catamarca, Cerro Vanguardia en Santa Cruz y Fénix en Catamarca consolidaron a la Argentina como un actor visible en el escenario global de la minería metalífera.


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En paralelo, surgió interés por iniciativas de cobre como Pachón en San Juan y Agua Rica en Catamarca, que aún no alcanzaron la etapa productiva pero permanecen entre los proyectos de clase mundial de mayor envergadura. También se firmó el Tratado de Integración Minera con Chile, una herramienta que abrió la puerta a futuros desarrollos binacionales.

Entre 2003 y 2007 se reactivó la inversión en oro y plata, con proyectos como Veladero en San Juan y Manantial Espejo y San José en Santa Cruz. Ese impulso se enfrentó a un quiebre en 2007, cuando el incumplimiento de la estabilidad fiscal establecida en la Ley de Inversiones Mineras introdujo retenciones a las exportaciones que alteraron la ecuación económica de los proyectos.

De 2011 a 2019 ingresaron en producción nuevos emprendimientos de oro y plata como Cerro Negro, Cerro Moro y Don Nicolás en Santa Cruz, y Lindero en Salta. Cada uno aportó empleo, divisas y encadenamientos productivos que dinamizaron a las economías regionales.

Hoy la minería argentina enfrenta un cambio de paradigma. Ya no se trata solo de extraer minerales, sino de abastecer a industrias que impulsan la transición energética. Paneles solares, turbinas eólicas, autos eléctricos y sistemas de almacenamiento requieren minerales que el país puede producir. El litio y el cobre aparecen como protagonistas de esta nueva etapa.

En el caso del litio, hasta 2020 solo había dos proyectos en producción. Tres años después, se sumaron cuatro nuevos y otros cinco están en construcción. Las 35 mil toneladas de carbonato producidas en 2022 se proyectan en 120 mil para 2025, un salto del 250% que posiciona a Argentina como uno de los grandes jugadores mundiales.


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El cobre es otro pilar de futuro. Con recursos similares a los de Chile, principal productor mundial, Argentina tiene al menos seis proyectos de clase mundial en carpeta. Josemaría, Filo del Sol, Altar y Los Azules en San Juan, Taca Taca en Salta y San Jorge en Mendoza configuran un horizonte capaz de ubicar al país entre los cinco principales productores globales.

Las cifras son contundentes. A plena producción, esos proyectos podrían generar exportaciones por más de 9 mil millones de dólares al año y colocar a la Argentina en un lugar estratégico del mercado mundial. El impacto en empleo, proveedores y divisas sería equivalente al de los complejos más dinámicos de la economía nacional.

Actualmente, la minería es el quinto complejo exportador del país, con más de 100 mil empleos directos e indirectos. Argentina es el quinto productor mundial de litio, el noveno de plata y el decimoséptimo de oro, además de sostener una producción diversificada de minerales industriales y de construcción.

Para consolidar ese crecimiento, los desafíos son claros. Mejorar la infraestructura logística, aliviar la presión tributaria y fortalecer la seguridad jurídica aparecen como prioridades urgentes. También resulta clave expandir la red de proveedores locales y garantizar la capacitación de técnicos y profesionales especializados.

Cada proyecto minero requiere entre tres y cinco años de construcción y al menos tres décadas de operación. En esa etapa inicial, puede contratar hasta 800 pymes, mientras que durante su vida útil sostiene de manera estable unas 600. Ese efecto multiplicador transforma realidades en provincias alejadas de los centros productivos tradicionales.

La minería argentina se proyecta como motor de empleo de calidad, innovación tecnológica y desarrollo federal. Con diálogo, transparencia y responsabilidad ambiental, el sector puede consolidarse como aliado estratégico de la transición energética global. El futuro abre una oportunidad única: convertir al país en líder regional y proveedor mundial de minerales para tecnologías limpias.

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