Insectos atrapados en ámbar revelan un Amazonas perdido de hace 112 millones de años
Actualidad01/10/2025
Sergio Bustos
Insector atrapados en la historia.
En una cantera olvidada de la región de Napo, un hallazgo científico reescribe la historia de Sudamérica. Investigadores encontraron fragmentos de ámbar con insectos, hojas y granos de polen de hace 112 millones de años. El descubrimiento ilumina un Amazonas que nada tiene que ver con el paisaje húmedo y selvático que conocemos hoy.
Los fósiles quedaron atrapados en resina exudada por árboles coníferos, como araucarias, que dominaron aquel ecosistema del Cretácico. El ámbar actuó como cápsula del tiempo y conservó en detalle moscas, avispas, escarabajos y restos vegetales. Cada fragmento revela escenas microscópicas de un bosque extinguido.
El estudio, publicado en la revista Communications Earth & Environment, marca un hito para la ciencia regional. Es el primer registro de insectos atrapados en ámbar del Mesozoico en Sudamérica. Hasta ahora, los hallazgos más antiguos provenían de países como Líbano, España o Myanmar.
El yacimiento fue bautizado Cantera Genoveva y se convirtió en una fuente inagotable de información paleontológica. Allí, los expertos hallaron también telarañas fosilizadas que sugieren interacciones depredador-presa. “Estos insectos abren una ventana a las relaciones ecológicas más antiguas del planeta”, destacaron los autores.
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El paisaje de ese Amazonas remoto era radicalmente distinto. No había ceibas ni palmeras, sino un entramado de helechos, ginkgos y coníferas. Los bosques eran densos, pero no tropicales: se parecían más a los de las regiones templadas actuales.
Los análisis de polen permitieron confirmar que las primeras plantas con flores recién comenzaban a abrirse paso. Esa aparición coincidió con insectos primitivos que ya empezaban a cumplir tareas de polinización. La simbiosis que hoy sostiene la biodiversidad tenía allí sus primeros pasos.
Entre los hallazgos sorprendentes aparece el llamado “árbol araucaria del rompecabezas del mono”, una especie hoy extinta en la región. Su resina dio origen al ámbar que conservó este testimonio único. El hallazgo muestra cómo grupos de plantas desaparecidos en la Amazonía dejaron huella en su historia evolutiva.
La investigación resalta que este depósito es el más antiguo con bioinclusiones hallado en la Amazonía y en la región ecuatorial de Gondwana. El sesgo histórico hacia el hemisferio norte se rompe con un hallazgo que cambia el mapa de la paleontología mundial.
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Los insectos recuperados, pese a medir apenas milímetros, contienen datos gigantescos. Mosquitos, escarabajos raros y avispas parasitoides revelan adaptaciones al ambiente. Algunas especies ya mostraban conductas asociadas a flores incipientes, lo que explica parte de su éxito evolutivo posterior.
El ámbar encontrado presenta una particularidad: está impregnado con hidrocarburos del petróleo que rodeaba los sedimentos de la Formación Hollín. Esa “contaminación” preservó aún más la resina y abrió un nuevo campo de estudio sobre la interacción entre compuestos orgánicos y fósiles.
El equipo multidisciplinario incluyó paleontólogos, botánicos y geoquímicos que combinaron saberes para descifrar la historia escondida en esas gotas endurecidas. Su trabajo confirma que las araucarias persistieron en zonas ecuatoriales más tiempo del que se creía.
Aunque los fragmentos de ámbar eran conocidos por geólogos locales desde hace décadas, recién ahora se logró contextualizarlos en un marco científico global. El Amazonas de hace 112 millones de años aparece como un ecosistema complejo, lleno de relaciones biológicas hoy fundamentales.
El hallazgo demuestra que la biodiversidad amazónica actual no surgió de la nada, sino que tiene raíces profundas en la historia del continente. Los fósiles narran un relato de continuidad y cambio que atraviesa millones de años.
Los investigadores planean extender las excavaciones en busca de nuevos restos. Cada pieza puede ofrecer pistas sobre clima, vegetación e interacciones ecológicas en tiempos dominados por los dinosaurios. El Amazonas anterior al Amazonas, atrapado en ámbar, finalmente habla.
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