Parálisis cerebral: especialistas destacan el valor del diagnóstico temprano y la inclusión sostenida

Actualidad06/10/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Tomografía cerebral
Tomografía cerebral

Cada 6 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Parálisis Cerebral, una jornada que invita a reflexionar sobre la importancia de la inclusión y el acompañamiento integral de las personas que viven con esta condición neurológica. La parálisis cerebral afecta el movimiento y la postura debido a una lesión en el cerebro en desarrollo, que puede ocurrir durante el embarazo, el parto o en los primeros años de vida.

La lesión no progresa con el tiempo, pero las manifestaciones y las necesidades de apoyo cambian a lo largo de la vida. Los síntomas más comunes incluyen rigidez o debilidad muscular, problemas de equilibrio, dificultades para comunicarse y para tragar, además de posibles alteraciones en la visión o la audición.

“La parálisis cerebral es una condición crónica que, con un diagnóstico temprano y un abordaje integral, puede ser acompañada de manera que cada persona logre desplegar su máximo potencial”, explica la doctora María Eugenia, coordinadora médica general del Instituto de Neurociencias Fundación Favaloro – INECO. La especialista sostiene que la intervención interdisciplinaria y el entorno inclusivo son fundamentales para favorecer la autonomía.


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Las causas de la parálisis cerebral son múltiples: pueden derivar de complicaciones durante el embarazo o el parto, infecciones maternas, falta de oxígeno al nacer, hemorragias cerebrales o traumatismos en los primeros meses de vida. En algunos casos, se detecta por retrasos en el desarrollo motor; en otros, el diagnóstico llega más tarde, cuando aparecen dificultades evidentes para moverse o comunicarse.

Aunque no existe un tratamiento curativo, diversas terapias permiten mejorar la funcionalidad, la comunicación y la independencia. Entre ellas se destacan la kinesiología motora, la terapia ocupacional, la fonoaudiología y los tratamientos farmacológicos que ayudan a aliviar la rigidez o las convulsiones. En algunos casos específicos, se recurre a la aplicación de toxina botulínica o cirugía de estimulación cerebral profunda.

El acompañamiento temprano y sostenido marca una diferencia decisiva en la calidad de vida, y los especialistas recomiendan prestar atención a signos como la falta de sostén cefálico o los retrasos en el gateo y la marcha. La consulta pediátrica y neurológica ante estas señales permite actuar a tiempo con intervenciones adecuadas.


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La accesibilidad también resulta determinante. Adaptar espacios del hogar y las escuelas, ofrecer dispositivos de apoyo y eliminar barreras arquitectónicas son medidas que facilitan la autonomía y reducen riesgos de accidentes. Al mismo tiempo, la inclusión escolar y el acompañamiento psicológico fortalecen la autoestima y la integración social.

Además, los hábitos saludables cumplen un rol esencial. Una alimentación equilibrada, el descanso adecuado y la actividad física adaptada ayudan a conservar la fuerza muscular y el bienestar general. Estas prácticas, junto con el apoyo familiar y comunitario, contribuyen a que cada persona desarrolle sus capacidades al máximo.

La parálisis cerebral no define a quien la padece ni limita su potencial de aprendizaje o creatividad. Más allá del tratamiento médico, se requiere un compromiso social sostenido que garantice accesibilidad, cobertura sanitaria y oportunidades de participación plena. Como recuerda INECO, “reconocer, incluir y acompañar no solo mejora la vida de las personas con parálisis cerebral, sino que también enriquece a toda la sociedad”.

Fuente: Infobae.

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