El síndrome del intestino irritable, una enfermedad que no mata pero impide vivir en paz

Actualidad11/10/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Síndrome de Intestino Irritable
Síndrome de Intestino Irritable

El síndrome del intestino irritable (SII) es una enfermedad tan frecuente como incomprendida. Afecta al 5% de la población y se caracteriza por dolor abdominal, cambios en el tránsito intestinal y una alteración persistente en la calidad de vida. Aunque no produce lesiones visibles ni pone en riesgo la vida, su impacto emocional y social puede ser devastador.

El vínculo entre el cerebro y el intestino ocupa un lugar central en las investigaciones más recientes. Ambos órganos mantienen una comunicación constante a través de vías hormonales, inmunológicas y nerviosas. Cuando esa conexión se altera, surgen trastornos digestivos como el SII, una condición donde la sensibilidad intestinal aumenta y los movimientos del tubo digestivo se vuelven irregulares.

El digestólogo Fermín Mearin, director del Servicio de Aparato Digestivo del Centro Médico Teknon de Barcelona, sintetiza la gravedad de esta dolencia con una frase contundente: “Los pacientes no se mueren, pero la enfermedad no les deja vivir”. Explica que se trata de un cuadro estigmatizado, tanto por los pacientes como por algunos médicos. “A menudo se les dice ‘usted no tiene nada’, cuando en realidad padecen un trastorno fisiológico complejo y real”, afirma.


OTRAS NOTICIAS:

Gobernadores en AluarProvincias Unidas busca consolidar su bloque federal con presencia en 16 distritos

Una revisión científica publicada en la revista The Lancet Gastroenterology & Hepatology demostró que las terapias psicológicas conductuales pueden aliviar los síntomas del SII, sobre todo aquellas que buscan modificar cómo el cerebro procesa las sensaciones intestinales y las respuestas al estrés. La hipnoterapia dirigida al intestino y la terapia cognitivo-conductual mostraron eficacia en distintos grupos de pacientes, aunque los especialistas reconocen que aún faltan ensayos amplios para medir su efecto a largo plazo.

Mearin advierte que la evolución del síndrome “es oscilante y muy individual”, lo que obliga a un abordaje personalizado. En algunos casos, los tratamientos farmacológicos se combinan con terapia psicológica, especialmente cuando el origen está relacionado con traumas o situaciones de estrés. “Existen SII post-estrés, incluso en mujeres que han sufrido abuso en la infancia o situaciones de violencia”, explicó.

El digestólogo Francisco Guarner, miembro del Consorcio Internacional del Microbioma Humano, coincide en que no se trata de una enfermedad imaginaria. “Los pacientes tienen hipersensibilidad visceral, alteraciones en el microbioma y espasmos digestivos. A veces comienza con una gastroenteritis severa o con un gran disgusto emocional”, explicó. El problema, asegura, “no está solo en el intestino, sino en la manera en que el cerebro interpreta las señales que recibe”.


OTRAS NOTICIAS:

PJ Consejo NacionalEl peronismo irá dividido en ocho provincias en las elecciones legislativas del 26 de octubre

El microbioma intestinal, ese universo de bacterias que habita el cuerpo humano, es otro eje de estudio clave. Los científicos detectaron cambios específicos en la flora intestinal de pacientes con SII, especialmente en aquellos que padecen diarrea. En esos casos, los probióticos pueden ofrecer alivio temporal, aunque Guarner advierte que la investigación recién empieza y aún hay más preguntas que respuestas.

El arsenal terapéutico actual incluye espasmódicos para el dolor, antidepresivos para la hipersensibilidad intestinal y laxantes no irritantes. Sin embargo, no existe una cura definitiva. Los especialistas estiman que la mitad de los pacientes responde bien a los tratamientos, un 35% de manera parcial y un 15% permanece sin mejoría significativa.

En paralelo, la falta de respuestas efectivas abrió espacio a pseudoterapias y dietas restrictivas sin base científica. “Es el campo donde más se engaña a los pacientes. Les hacen pruebas innecesarias y les venden productos que pueden empeorar sus síntomas”, advirtió Guarner. Mearin coincide y realiza una autocrítica: “Cuando los médicos decimos ‘usted no tiene nada’, dejamos espacio a los gurús que prometen curas milagrosas”.


OTRAS NOTICIAS:

Intentó robar una moto y fue sorprendido por el dueñoIntentó robar una moto y fue sorprendido por el dueño: quedó detenido

Los especialistas coinciden en que la mejor estrategia es un enfoque biopsicosocial, que contemple lo fisiológico, lo emocional y lo ambiental. El objetivo es mejorar la calidad de vida, aliviar el dolor y evitar el aislamiento social. El SII no se cura, pero se puede aprender a convivir con él si se lo aborda con empatía, evidencia científica y acompañamiento constante.

Fuente: LA NACION.

Te puede interesar

Suscribite al newsletter de #LA17