
La promesa de OpenAI para Milei se desinfla entre dudas y anuncios vacíos
Actualidad15/10/2025
Sergio Bustos
Sam Altman encendió expectativas en Argentina con un video de dos minutos, pero no aportó certezas. El CEO de OpenAI anunció un ambicioso proyecto de infraestructura de inteligencia artificial en el país, valuado en 25.000 millones de dólares. Sin embargo, la presentación fue improvisada, sin detalles técnicos ni financieros, y dejó más preguntas que respuestas.


En el mensaje, grabado con tono apagado y lectura forzada, Altman mencionó a Sur Energy como socia estratégica. La empresa, sin embargo, tiene una web difícil de encontrar y con información mínima, creada con herramientas básicas de Google Sites. Para especialistas del sector, resulta poco creíble que pueda construir 500 MW de infraestructura energética en plazos razonables.
El bioquímico Roberto Salvarezza, presidente de la Comisión de Investigaciones Científicas bonaerense, fue contundente: “No conozco Sur Energy ni su capacidad para llevar adelante el proyecto del datacenter. Sería esperable que estos proyectos sean ejecutados por empresas con trayectoria probada”, señaló. Además, recordó que la información sobre el abastecimiento energético menciona a Genneia y Central Puerto, pero no hay confirmaciones oficiales.
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El anuncio se parece más a una operación política que a un plan de inversión real. Salvarezza explicó que 500 MW es una escala gigantesca, y que no hay precisiones sobre tiempos, recursos ni socios tecnológicos. “Hasta hoy solo parece un acuerdo de entendimiento. De allí a concretarse hay muchísimo camino”, advirtió. También remarcó que la infraestructura para refrigerar un datacenter de esa magnitud requeriría grandes volúmenes de agua, algo que sólo podría obtenerse en zonas específicas como el Limay o el Neuquén.
La investigadora Milagros Miceli, referente en IA reconocida por la revista Time, fue aún más crítica. “Los datacenters no trajeron el boom de empleos ni la bonanza económica que se promete”, afirmó. Explicó que la construcción demanda mano de obra temporal, pero el funcionamiento requiere pocos puestos calificados. Además, señaló que el RIGI no exige transferencia tecnológica ni impuestos relevantes, lo que limita el impacto local.
Miceli también alertó por las consecuencias ambientales. “Estos datacenters usan un montón de agua limpia y se suman a una red eléctrica ya saturada. Además, generan un ruido espantoso que afecta a las poblaciones cercanas. Esto contamina”, remarcó.
El informático Fernando Schapachnik compartió el escepticismo. “Estos centros son hyperscalers, requieren un nivel de especialización altísimo. Es poco creíble que OpenAI le confíe esta tarea a una empresa sin trayectoria”, dijo. Para él, el anuncio de Altman carece de sustento técnico y económico.
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En el propio sitio de OpenAI, el Proyecto Stargate figura como una iniciativa para desarrollar infraestructura en Estados Unidos. No hay documentación que indique que Patagonia forme parte de ese plan. Si el proyecto fuera real, los fondos deberían provenir de fuentes externas, algo que tampoco fue aclarado.
La maniobra se entiende mejor en el contexto de campaña. Bloomberg reveló que OpenAI y Nvidia mantienen un circuito de anuncios cruzados que busca inflar expectativas y atraer capital: Nvidia promete inversiones en chips, OpenAI las presenta como respaldo financiero, y ambos multiplican su valor de mercado. Para Altman, grabar un video de apoyo a Javier Milei no implica riesgo.
La economía global agrega otro condimento. Informes del Deutsche Bank y el Financial Times advierten que la inversión desmedida en IA generativa alimenta una burbuja que podría explotar y provocar una recesión. Altman mismo reconoció que los inversores están “sobreexcitados” y que la “superinteligencia” no está tan cerca como prometió meses atrás.
En paralelo, el físico argentino Matías Travizano fue una pieza central en el vínculo entre Milei y Silicon Valley. Travizano, cofundador de GranData y exprofesor en Berkeley, abrió las puertas de las grandes tecnológicas al libertario. Falleció en septiembre en un accidente en el Monte Shasta, California, a los 46 años. Su muerte dejó un vacío en las conexiones técnicas que sustentaban la relación con Altman.
















