La foto del milagro: el retrato de Gilda que cambió todo

Otros Temas19/10/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Gilda
Gilda

El estudio se llena de una luz suave, esa que parece flotar entre los objetos y revela los contornos de un hombre que, sin buscarlo, retrató una devoción. Silvio Fabrykant fue quien tomó la imagen más recordada de Gilda, esa donde mira hacia arriba, como si escuchara un llamado.

En su sillón, el fotógrafo revive el instante sin dramatismo. “Fue una foto más. Lo que pasa es que Gilda ya traía una carga en sí misma al margen de la foto”, dice, con esa mezcla de ironía y asombro que sólo tienen los que vieron cómo el tiempo convierte un gesto mínimo en mito.


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Esa tarde, el trabajo parecía uno más. La producción estaba montada en un country del conurbano, elegida por la discográfica Leader Music. Fabrykant buscó la luz perfecta, midió el sol, preparó el trípode y empezó a disparar. Gilda posaba con naturalidad, sin impostar.

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“Yo tengo el estudio muy controlado. Regulo todo. Pero ese día no, había viento, sol, un caballo...”, recuerda. Entre esas tomas, ella levantó la vista, por un segundo, y él presionó el disparador. Nada indicaba que esa fracción de tiempo se transformaría en eternidad.

Después vino el revelado. En el laboratorio, entre los negativos, una foto llamó su atención. Gilda no miraba a la cámara, sino al cielo. No era la que se debía mandar, pero algo lo detuvo. “Finalmente decidimos mandarla. Qué sé yo, está mirando al cielo. Esa es la cuestión”.


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La portada salió en 1995, apenas un año antes del accidente que la convirtió en leyenda. Desde entonces, esa imagen se multiplicó en estampitas, murales, paredes y tatuajes. La mirada que escapó del lente se volvió símbolo de fe popular.

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Fabrykant se corre de cualquier aura mística. “El único mérito que me atribuyo es haber disparado en ese momento. Si cuento otra cosa, estoy inventando. La verdad es esa.” Pero el mito ya no le pertenece. La foto caminó sola, más allá del fotógrafo.

En 2014, el Centro Cultural Recoleta vibró al compás de la cumbia. Silvio Fabrykant presentó Movida y Tropical (100+1 fotos de la cumbia argentina), una muestra intensa y luminosa, donde cada retrato parecía moverse al ritmo de los parlantes. Las paredes se llenaron de historia, color y cuerpos en movimiento, en una celebración de la música popular que sigue marcando generaciones.


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En el documental La imagen santa, estrenado en el Gaumont, esa historia se vuelve eje. El film de Pablo Montllau recorre cómo una toma casual se volvió objeto de culto. “Es una película que deja inquietudes, y eso está bien. Las obras que valen te dejan pensando”, confiesa Silvio.

Hoy, la foto sigue viva, como si respirara entre la luz y el papel. Un segundo detenido que logró atravesar décadas y fronteras. Una mujer que ya no mira al cielo, sino que desde el cielo devuelve la mirada.

Fuente: Infobae

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