Los gobernadores se alinean y presionan a Milei para reabrir el Presupuesto y repartir fondos

La elección no solo definirá bancas, también el poder real. En las provincias hay consenso: el presidente Javier Milei deberá sentarse a negociar el Presupuesto y la distribución de recursos. Con matices, los 23 gobernadores y el jefe de Gobierno porteño coinciden en un mismo reclamo.

En la antesala del domingo, las conversaciones cruzadas entre mandatarios radicales, del PRO y de Provincias Unidas marcan una coordinación inédita. La consigna es clara: sin fondos, no hay gobernabilidad posible. En Casa Rosada lo saben, pero insisten en que “no habrá cambio de rumbo”.

“El 27 se baraja y se da de nuevo”, expresó un referente de la “U” ante el diario Río Negro, en alusión al escenario que se abrirá tras los comicios. Las provincias quieren discutir en serio la ley de leyes, la distribución de ATN y el impuesto a los combustibles líquidos, temas que afectan directamente las arcas locales.

En la Rosada hay una lectura más pragmática: Milei buscará apoyo legislativo a las reformas laboral y tributaria, ofreciendo a cambio una apertura parcial del debate fiscal. Sin embargo, mantiene la promesa hecha a Donald Trump de no apartarse del plan económico original, basado en la reducción del gasto y el equilibrio de cuentas.

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Los gobernadores ven en eso una oportunidad de presión política. “Podemos acompañar las reformas si se garantizan fondos y obras”, repiten desde varios despachos provinciales. Incluso mandatarios peronistas admiten que la negociación será inevitable si Milei quiere mantener el control del Congreso.

Provincias Unidas aparece como el grupo más activo. En su última reunión, en el club Obras, Ignacio Torres (Chubut), Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz) reafirmaron su intención de actuar en bloque. Aunque Vidal no asistió por “cuestiones de agenda”, envió su adhesión al documento común.

Ese espacio apuesta a una oposición “constructiva”. Apoyarán proyectos que impulsen estabilidad, pero rechazarán la concentración de poder. Su meta inmediata es formar interbloques de peso en Diputados y el Senado para condicionar las decisiones del Ejecutivo. A largo plazo, sueñan con llegar a Casa Rosada en 2027 con un presidente propio.

Otros gobernadores, como Rolando Figueroa (Neuquén) y Alberto Weretilneck (Río Negro), optaron por el bajo perfil. En la “U” aseguran que no los dan por perdidos: valoran su influencia regional y confían en sumarlos cuando se rediscuta el nuevo mapa político tras octubre.

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El retorno de Mauricio Macri agitó aún más las aguas. Desde su descanso en Villa La Angostura, se mostró como motor de un acuerdo amplio que incluya al PRO, aliados provinciales y parte del radicalismo. Su idea es garantizar la aprobación del Presupuesto prorrogado y proyectar una mayoría parlamentaria antikirchnerista y liberal.

Sin embargo, en el entorno presidencial hay recelo hacia el expresidente. En la Rosada recuerdan que Milei ganó gracias a los votos de Juntos por el Cambio, pero sin comprometer espacios de poder. Además, Macri respalda figuras distintas según el distrito, lo que alimenta sospechas sobre su estrategia real.

Mientras tanto, en el gobierno libertario crece la tensión con el empresariado. En el coloquio de IDEA, los funcionarios nacionales acusaron a los empresarios de no invertir “sin la sombra del Estado” y de resistirse a los cambios que exigen las nuevas reglas del mercado.

El tablero político y económico se recalienta. Los gobernadores preparan sus estrategias, los bloques se reacomodan y Milei intenta sostener autoridad sin romper los puentes necesarios para gobernar. Todo indica que el lunes siguiente a las urnas comenzará otra elección: la del poder real.