Uno de cada cinco trabajadores argentinos es pobre: el empleo que ya no alcanza para vivir

Actualidad23/10/2025Sergio BustosSergio Bustos
Trabajadores metalúrigicos
Trabajadores formales pobres.

Tener trabajo ya no garantiza salir de la pobreza. Según un estudio de la Fundación Mediterránea, uno de cada cinco trabajadores argentinos vive bajo la línea de pobreza, lo que equivale a 4,5 millones de personas sobre un total de 21 millones de ocupados.

El informe, elaborado por Laura Caullo y Federico Belich, muestra una paradoja que crece año tras año: “Aun con empleo, una parte creciente de la población no logra cubrir la canasta básica.” La tasa de pobreza entre los ocupados llega al 21,6%, mientras que entre los desocupados trepa al 58,9%.

El estudio revela que la precarización laboral y los bajos ingresos explican buena parte del fenómeno. En Argentina, más del 40% de los trabajadores independientes no registrados y el 37,5% de los asalariados informales no logran superar la línea de pobreza.

Incluso dentro del trabajo formal, persisten sectores con altos niveles de vulnerabilidad. En el servicio doméstico, por ejemplo, los salarios promedian apenas la mitad del costo de la canasta básica y las trabajadoras enfrentan empleos inestables y sin cobertura previsional.


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Las diferencias regionales también son marcadas. En provincias como Tucumán (58%), San Juan (57%), Salta, Santiago del Estero y Formosa (52%), la informalidad supera a la mitad del mercado laboral. En esos territorios, el empleo no registrado y la falta de capacitación técnica agravan la exclusión social.

“La recuperación económica reciente no se tradujo en una mejora del bienestar general”, remarcan Caullo y Belich. Los investigadores explican que la generación de empleo en sectores de baja productividad mejora las estadísticas de ocupación, pero no la calidad de vida.

El informe señala que la pobreza laboral ya no es un fenómeno aislado, sino estructural. La inflación y el estancamiento salarial diluyen el poder adquisitivo, mientras los aumentos intermitentes en paritarias no alcanzan a compensar la pérdida real del ingreso.

“El problema no es solo la cantidad de empleos, sino la calidad de las inserciones laborales”, sostienen los autores. La Argentina exhibe una brecha creciente entre trabajadores protegidos y precarizados, y la movilidad social ascendente —que alguna vez fue posible— parece hoy fuera de alcance.


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Los investigadores proponen avanzar hacia la formalización del empleo, mejorar la educación técnica y aplicar incentivos concretos a la contratación en blanco. En su análisis, la productividad y la capacitación son esenciales para reconstruir un mercado laboral sostenible.

La Fundación Mediterránea subraya que “un mercado laboral más dinámico y de calidad no solo mejora los indicadores sociales, sino que refuerza la estabilidad macroeconómica y la capacidad de crecimiento del país.”

El diagnóstico es contundente: Argentina tiene empleo, pero no trabajo digno. Con sueldos que pierden valor cada mes y una informalidad que avanza, millones de trabajadores viven en la paradoja de tener un empleo que no los salva de la pobreza.

“La pobreza ya no distingue entre ocupados y desocupados. Es un problema transversal que exige soluciones urgentes y sostenidas en el tiempo”, concluye el informe.

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