Un pacto roto y una amistad en pausa: Lali y la China, del cariño al silencio

A principios de octubre, Lali Espósito deslumbró en Madrid con un show que reunió a figuras del cine y la televisión argentina. El público explotó de emoción, pero un nombre faltó en la platea: la China Suárez, quien también estaba en la ciudad, pero prefirió no aparecer.

Según contó Juan Etchegoyen en Infobae en vivo, la ausencia no fue casual. “Hace un par de semanas la China estuvo en Madrid con Mauro Icardi y con Juanma Cativa, su peluquero”, relató el periodista, abriendo la puerta a una historia de reproches y heridas que no cicatrizan.

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El motivo del distanciamiento tendría nombre y apellido: Wanda Nara. Todo comenzó cuando Lali publicó una foto con la empresaria. Ese gesto, al parecer, molestó profundamente a la China, quien se sintió traicionada.

El propio Cativa, amigo en común, intentó acercarlas. “Quiso reconciliarlas después de esa foto de Wanda con Lali, y a la China no le gustó nada”, explicó Etchegoyen. Pero el intento fue en vano.

“Desde esa foto cortó relación y se sintió traicionada. Eran muy amigas desde que tenían doce años, compartían la vida”, agregó el periodista. La historia de afecto nacida en los días de Rincón de Luz se desmoronó con una simple publicación en redes.

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Su amistad era tan cercana que, según Etchegoyen, habían hecho un pacto de adolescentes: “A la que le daba bola Cachete Sierra, la otra se apartaba”. Una promesa ingenua que hoy suena irónica frente a lo que pasó años después.

Cuando Cativa intentó convencerla de asistir al show, la respuesta de la actriz fue tajante. “Prefiero quedarme en el hotel con Mauro, no me interesa volver a tener esa relación”, habría dicho la China, dejando claro que el lazo estaba roto.

Yanina Latorre también se metió en la historia. “Esta fotito fue la última pelea. Lali la reposteó y la nipona se ofendió”, contó. Y remató con una frase filosa: “Lalita le dijo ‘te banqué cuando arrancó el wandagate, te repostee tu tema y ahora me venís con esto. Andá a cagar’”.

Hoy, lo que alguna vez fue una amistad entrañable parece quedar en pausa. Entre fotos, egos y viejas heridas, el cariño se congeló. Nadie sabe si el tiempo podrá reparar lo que una selfie rompió. 

Fuente: Infobae