
A 30 años del atentado en Río Tercero, la herida de una ciudad que aún recuerda el estruendo
Actualidad03/11/2025
REDACCIÓN
Treinta años después, Río Tercero todavía revive el sonido que cambió su historia. A las 8.55 de aquella mañana de 1995, la Fábrica Militar explotó y la ciudad cordobesa se convirtió en un campo de ruinas. Lo que al principio pareció un accidente industrial se transformó con el tiempo en una de las causas judiciales más emblemáticas del país: un atentado intencional para ocultar pruebas de tráfico ilegal de armas durante el gobierno de Carlos Menem.


La secuencia fue breve y devastadora. En cuestión de minutos, proyectiles y municiones atravesaron los cielos de la ciudad mientras viviendas, autos y comercios eran arrasados por las detonaciones. La tragedia dejó siete víctimas fatales —Romina Torres, Laura Muñoz, Aldo Aguirre, Leonardo Solleveld, Hoder Dalmasso, Elena Rivas de Quiroga y José Varela— y más de 300 personas heridas, además de la destrucción total de amplias zonas urbanas.
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Con el correr de los años, la investigación judicial confirmó lo que la comunidad sospechaba desde el primer día: la explosión no había sido un error, sino un acto deliberado. Según la Justicia, el objetivo fue eliminar pruebas que vinculaban a funcionarios nacionales con el contrabando de armas a Croacia, Bosnia-Herzegovina y Ecuador, en plena vigencia de los conflictos bélicos en los Balcanes y la Guerra del Cenepa.
El expediente avanzó lentamente hasta que, en 2014, el Tribunal Oral Federal N°2 de Córdoba condenó a cuatro ex directivos de Fabricaciones Militares por “estrago doloso agravado”. Esa sentencia confirmó la intencionalidad del atentado y dio un cierre parcial al reclamo de justicia de los sobrevivientes y familiares.
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Años más tarde, el proceso alcanzó también al expresidente Carlos Menem, juzgado por su participación en la venta ilegal de armas. Aunque fue declarado culpable, nunca llegó a cumplir condena efectiva debido a sus fueros como senador, y falleció en 2021 sin haber pasado por prisión.
Hoy, tres décadas después, Río Tercero mantiene viva la memoria de aquel día que cambió su destino. La comunidad organiza actos conmemorativos que mezclan homenaje y reclamo. El acto central se realizó en el Paseo del Milagro, y le seguirán diversas actividades durante toda la jornada, mientras que a las 18 horas se llevará a cabo una ceremonia en la plazoleta de la Evocación, en honor a las víctimas.
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Entre los homenajes más significativos se destaca la Universidad Nacional de Río Tercero, una institución pública y gratuita creada por ley tras el atentado como símbolo de reparación y esperanza. Cada año, sus estudiantes y docentes participan de las actividades que mantienen viva la memoria colectiva de una ciudad que fue víctima del fuego de su propia fábrica.
Fuente: NA.

















