Guido y Benjamín
Benjamín Vicuña salió al aire con una mezcla de cansancio y bronca que recorrió las pantallas con fuerza inmediata. El actor soltó un fastidio acumulado por la exposición constante de su vida privada, agitada otra vez por las palabras de la China Suárez en entrevistas recientes. Su gesto reveló un límite que ya no quiere permitir.
En SQP, la tensión se notó desde el primer tramo de la charla con el notero. “No depende de mí, te puedo decir. Yo estoy con mis hijos, estoy con mi laburo. Es un montón, la verdad”, lanzó sin filtro, mientras intentaba explicar el peso que siente cuando su intimidad vuelve a circular por televisión. El actor remarcó que ya ni su casa ni su trabajo quedan fuera del ruido.
Luego profundizó el punto. “No entiendo tampoco lo del otro lado”, agregó con un tono que mezcló agotamiento y enojo directo. Su mirada, firme y cortante, dejó en claro que la repetición mediática de esa historia abre heridas que ya no quiere revisar. La escena generó impacto y empujó nuevas preguntas sobre el clima que rodea su día a día.
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En medio de ese sacudón, The Balls volvió al centro de la conversación. El programa que regresa en enero tendrá a Vicuña como conductor, en un movimiento que despertó sorpresa dentro del canal. La producción buscó la voz de Guido Kaczka para entender por qué eligió al actor chileno, justo cuando la polémica con la China se reactivó de manera intensa.
Kaczka no esquivó la consulta. “Con mi socio y el equipo estábamos pensando conductores, y es figura difícil por su agenda, por la cantidad de trabajo”, contó. Entre esas charlas, según relató, Vicuña mostró ganas, y la decisión quedó sellada. “Lo quiso hacer, así que todos felices”, señaló Guido, con un tono que reveló alivio por el cierre del acuerdo.
La conversación avanzó hacia otra pregunta incómoda. ¿Recibió un mensaje del actor tras el enojo que dejó el paso de la China por el canal? Kaczka se mantuvo sereno. “No lo vi. Alguna vez vi que quiere que no se hable. A veces se hace inevitable”, reconoció. Con esa frase, mostró comprensión por un terreno donde cada gesto genera repercusiones que nadie maneja del todo.
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El diálogo siguió con una duda picante. ¿Está bien que un conductor se enoje si su ex habla en el mismo canal sobre temas sensibles? Guido subió un tono reflexivo. “Depende de cada carácter. Todos tenemos derecho a sentir”, aseguró, antes de remarcar que evita opinar sobre casos ajenos, aunque entienda la incomodidad.
La última consulta buscó un gesto humano: ¿qué haría si Vicuña le pidiera explicaciones en privado? Kaczka eligió la vía empática. “Comprendería, trataría de bancar, de acompañar lo que hacemos en los laburos como compañeros”, dijo, sin rodeos. Sus palabras dejaron una imagen clara: el productor prefiere cuidar vínculos antes que alimentar tormentas mediáticas.
La historia, sin embargo, sigue abierta. La televisión avanza con un ritmo que arrastra todo, y quienes quedan en el centro del huracán deben moverse entre cámaras, recuerdos viejos y silencios que pesan más de lo previsto. El próximo capítulo ya respira, aunque nadie sepa cómo va a caer.
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