Redefinen el INYM y liberan el mercado yerbatero en el giro más profundo desde 2002

Actualidad20/11/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Yerba
El Decreto 812 elimina facultades del INYM para intervenir en precios y producción.

El Gobierno avanzó con una de las reformas más sensibles para el sector yerbatero. El Decreto 812 redefine por completo el rol del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) y elimina sus facultades históricas para intervenir en valores, fijar límites de producción o influir en la relación entre oferta y demanda. El organismo, creado en 2002, quedará enfocado exclusivamente en tareas de control de calidad.

Hasta ahora, el INYM actuaba como un regulador del equilibrio del mercado. Con la nueva norma, esa función desaparece, lo que marca un cambio drástico en la relación entre productores, secaderos e industriales. El decreto ordena además un plazo de 30 días para que el instituto adecue su reglamento interno.

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La medida sigue la línea de desregulación iniciada con el DNU 70/23, que ya había quitado al organismo la potestad de establecer precios de la materia prima. El Ejecutivo sostiene que busca “modernizar” el sistema y promover competencia sin interferencias, confiando en que el mercado ordenará por sí mismo la dinámica productiva.

Los datos oficiales muestran un escenario de cambios acelerados. El valor real de la yerba mate cayó 44,3% desde que comenzó la apertura, mientras que la producción aumentó 29% y las exportaciones crecieron 16,6% entre 2023 y 2024. Hasta septiembre, los envíos al exterior alcanzaron 42 millones de kilos, muy cerca del récord anual.

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Para 2025, las proyecciones apuntan a superar los 50 millones de kilos exportados. El Gobierno interpreta este aumento de volumen como una señal del potencial de un mercado sin barreras, aunque sectores productores advierten que la caída del valor real presiona los ingresos de la cadena más chica.

Con la desregulación como eje, el INYM afronta una transformación profunda. La actividad yerbatera ingresa en una etapa donde el Estado deja de intervenir en precios y cupos, y los controles quedan restringidos a la calidad del producto que llega a góndolas y mercados externos.

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