
Aumentan los casos de cáncer de piel en el país: cinco medidas esenciales para prevenirlo
Actualidad21/11/2025
REDACCIÓN
El cáncer de piel concentra cada vez más atención en el sistema sanitario argentino por su crecimiento sostenido y por la cantidad de diagnósticos que se registran cada año. Los especialistas recuerdan que esta enfermedad surge por una proliferación anormal de células que puede avanzar sobre tejidos sanos y diseminarse a otras partes del cuerpo si no se detecta a tiempo.


Las campañas de concientización apuntan a reforzar el cuidado frente a la radiación ultravioleta (UV), tanto la que proviene del sol como la que generan las camas de bronceado. Según explican los dermatólogos, la aparición de lunares nuevos, llagas que no cicatrizan o cambios en el color y la forma de ciertas lesiones cutáneas deben motivar una consulta.
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El Hospital Británico advierte que Argentina se encuentra entre los países con incidencia media-alta, con una tasa de 212 casos por cada 100.000 habitantes. El jefe del Servicio de Dermatología, Gabriel Noriega, destaca esta realidad y subraya que “el cáncer de piel tiene una tasa de incidencia de 212 casos por 100.000 habitantes”, ubicando al país en el séptimo lugar de Latinoamérica.
El profesional remarca que la exposición reiterada aumenta el daño y genera lesiones que pueden evolucionar con el tiempo. En esa línea, sostiene que “las dos causas principales que generan el cáncer de piel son los rayos ultravioletas (UV) del sol y el uso de camas solares”, y aclara que las exposiciones prolongadas provocan envejecimiento prematuro y lesiones precancerosas.
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Los registros nacionales estiman alrededor de 130.000 diagnósticos por año y unas 600 muertes por melanoma, el tipo más agresivo entre los tumores cutáneos. Por eso la detección temprana sigue siendo determinante, ya que “si el cáncer de piel se detecta a tiempo, puede tratarse con altas probabilidades de curación”, según afirma Noriega.
Las recomendaciones oficiales incluyen cinco medidas básicas para disminuir el impacto de la radiación solar y reducir el riesgo en todas las edades. Entre ellas figuran evitar el sol directo entre las 10 y las 16, usar ropa que cubra la piel, optar por sombreros y lentes con protección UV, y aplicar protector solar de FPS 30 o superior con reposición frecuente. También se aconsejan productos FPS 50 para quienes tienen antecedentes.
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El especialista recuerda que el enrojecimiento de la piel es un signo de daño y que el bronceado funciona como un mecanismo de defensa más que como una respuesta saludable. La insistencia en esta idea busca desalentar prácticas vinculadas al bronceado artificial y a la exposición sin protección durante el verano.
Los controles de lunares ocupan un lugar central en la prevención y se basan en observar cambios en tamaño, color, forma o textura. Noriega explica que “los lunares pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo” y que los atípicos suelen presentar tamaños mayores, tonos variados y formas irregulares que requieren seguimiento.
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Las consultas deben intensificarse cuando un lunar crece, cambia de color, sangra, genera picazón o muestra una costra. Los profesionales insisten en que cualquier lesión nueva o llamativa merece revisión para descartar alteraciones que puedan avanzar sin síntomas iniciales.
Fuente: NA.


















