

Deportivo Madryn cayó 2-0 ante Estudiantes en Río Cuarto, en una noche donde el local impuso condiciones desde el arranque y marcó el ritmo del partido. El equipo de Gracián intentó acomodarse, pero sintió cada avance profundo del rival y nunca encontró la tranquilidad necesaria para ordenar su juego. La derrota deja una sensación pesada, aunque la serie todavía sigue abierta.


El Aurinegro quiso sostener un plan más equilibrado, pero Estudiantes presionó con intensidad y forzó errores en salida que marcaron el desarrollo del encuentro. La defensa visitante retrocedió con cierta incomodidad, sobre todo ante los cambios de ritmo del local. Esa diferencia terminó influyendo en la dinámica del partido.
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El primer gol llegó a los 17 minutos del segundo tiempo, cuando Tomás González Ingreso al área y definió al palo de la mano izquierda del arquero, dejando sin reacción a Bonnin. El tanto modificó por completo el ánimo del partido y obligó a Madryn a adelantar líneas. Ese movimiento abrió aún más espacios para el local.
El segundo impacto apareció a los 40 minutos, De cabeza Antonini luego de un centro de la izquierda respondió Yair Bonnin pero el central de Estudiantes volvió conectar de cabeza abajo del arco. sellando el resultado y desatando el festejo del público cordobés. Madryn acusó el golpe y ya no pudo reorganizarse.
Gracián movió el banco para buscar respuestas en ataque, aunque los cambios no lograron alterar el panorama. Crego y Solís intentaron asociarse por los costados, pero Estudiantes mantuvo firmeza en la recuperación y cortó cada intento de progresión. La energía invertida no alcanzó para generar situaciones claras.
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Las ausencias obligadas también jugaron su parte, ya que Rivero no pudo estar por suspensión y Pérez quedó afuera por lesión. Esa doble baja redujo opciones en la ofensiva, especialmente en un partido que pedía presencia en el área rival. Madryn debió rearmarse sobre la marcha y eso afectó su estructura.
El mediocampo local fue uno de los puntos altos, recuperando pelotas y marcando tendencia en cada duelo individual. La presión alta impidió que Madryn pudiera construir desde el fondo con comodidad. Eso generó pérdidas que cortaron cualquier intento de remontada.
El arbitraje de Herrera no influyó en el marcador y mantuvo criterio en un partido intenso. Postel vio la amarilla tras una disputa fuerte, en una acción que generó algunas quejas desde el banco visitante. Más allá de esas protestas, el clima general se mantuvo bajo control.
La serie se definirá el domingo 30 en Puerto Madryn, donde el Aurinegro buscará revertir la historia ante su gente. El cuerpo técnico se mostró confiado en que el apoyo local puede empujar al equipo a una actuación distinta.

















