
La vuelta a la presencialidad en oficinas profundiza la renuncia femenina en empresas argentinas
Actualidad07/12/2025
REDACCIÓN
Las políticas corporativas que impulsan la presencialidad plena vuelven a tensionar la relación entre las empresas y sus planteles, en especial entre las trabajadoras. El regreso obligatorio a la oficina, implementado por cerca del 21% de las compañías en el país, impacta de manera directa en la continuidad laboral de las mujeres, según advierten especialistas consultadas por distintos medios.


La periodista Marysol Antón señaló que la presencialidad estricta incide con mayor fuerza en quienes sostienen responsabilidades domésticas y de cuidado, ya que ese esquema exige tiempos que no se ajustan a la organización cotidiana. “La doble jornada laboral”, explicó, afecta principalmente a las mujeres, que deben reorganizar su empleo alrededor de tareas que no tienen reemplazo.
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En distintas áreas de recursos humanos se observa el mismo patrón. Carolina Villanueva, integrante de Grow, remarcó que las trabajadoras experimentan una pérdida de oportunidades cuando el modelo presencial se impone sin contemplar realidades diversas. En ese punto sostuvo que “las mujeres están perdiendo más oportunidades de desarrollo a nivel laboral” y que la forma en que se evalúa el desempeño suele favorecer a quienes permanecen visibles en el ámbito corporativo.
En el plano psicológico, el diagnóstico también es contundente. La especialista Analía Tarasiewicz describió que varias renuncias recientes se vinculan al impacto acumulado de un ritmo incompatible con la organización familiar. Para la profesional, muchas mujeres renuncian por “agotamiento sistémico”, ya que el esquema rígido no contempla los márgenes necesarios para sostener las demandas del hogar y del empleo.
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La discusión sobre presencialidad o trabajo híbrido ya no responde únicamente a diferencias de género. Distintos relevamientos muestran que esta tensión atraviesa a todas las edades: el 48% de los trabajadores argentinos no aceptaría una propuesta laboral sin flexibilidad, lo que exhibe un cambio cultural profundo en la valoración del tiempo propio y de las condiciones de trabajo.
Ante este escenario, la especialista Rocío Robledo, de WeWork, recomendó que las políticas de retorno contemplen realidades diversas dentro de un mismo plantel. Según expresó, cuando las organizaciones no ajustan sus modalidades a las necesidades de cada grupo, muchas mujeres “se vean en la necesidad de ajustar su desarrollo profesional”, lo que termina reflejándose en cambios de sector, reducciones horarias o renuncias.
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La combinación de exigencias laborales, cargas domésticas y escasa flexibilidad configura un escenario donde las trabajadoras evalúan alternativas fuera del ámbito corporativo tradicional. Los testimonios de especialistas aportan una visión coincidente: la estructura rígida presiona más fuerte sobre las mujeres, y la falta de adaptación del modelo presencial agrava una desigualdad preexistente.

















