

La ciencia confirmó lo que durante años fueron relatos locales. Un equipo internacional documentó 16.600 huellas de dinosaurios en el parque nacional Toro Toro, en Bolivia, el mayor registro mundial de rastros de terópodos, los carnívoros que incluyen al Tiranosaurio Rex.


El trabajo, publicado en PLOS One tras seis años de investigación, mostró una concentración inédita de pisadas en una misma capa de sedimento. La ausencia de huesos y la abundancia de huellas sugieren que los animales no residían allí, sino que utilizaban el lugar como paso.
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Los investigadores reconstruyeron una antigua ruta natural. Plantean la existencia de una “autopista costera” que iba desde el sur de Perú hasta el noroeste argentino, por donde circulaban dinosaurios de distintos tamaños y en grupos.
El sitio expuso una diversidad sorprendente. Aparecen huellas de gigantes de hasta diez metros y de terópodos diminutos, del tamaño de un pollo, que caminaban por el mismo corredor.

Las marcas también revelaron comportamientos. Se identificaron 1.378 rastros de natación, donde los animales rozaron el fondo fangoso de un lago antes de que el agua cubriera y preservara las pisadas. Pese a su valor científico, el área sufrió daños durante décadas. La actividad agrícola, las canteras y obras viales pusieron en riesgo varias formaciones, hasta que el parque nacional intervino para protegerlas.
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A diferencia de la Patagonia argentina, rica en esqueletos, en Bolivia la historia quedó escrita en la piedra del suelo, y los expertos anticipan que el registro podría ampliarse con nuevos hallazgos.



















