

A los 12 años, Faustino Oro volvió a marcar una referencia en el ajedrez internacional al conseguir su segunda norma de Gran Maestro y quedar muy cerca de un registro inédito. El desempeño del joven argentino activó reacciones en el circuito global y llegó incluso a Garry Kasparov, una figura central en la historia del juego.


El ex campeón mundial expresó su sorpresa desde la red social X con un gesto mínimo y elocuente: “👀”. La señal, interpretada como admiración y expectativa, apareció tras conocerse que Oro quedó en condiciones de disputar el récord de precocidad que hoy pertenece al estadounidense Abhimanyu Mishra.
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El récord vigente establece el título de Gran Maestro a los 12 años, cuatro meses y 25 días. Faustino Oro, nacido en San Cristóbal, cuenta con Elo 2.503 y un margen cercano a dos meses y tres semanas para lograr la tercera norma que exige la FIDE y superar la marca histórica.
La segunda norma llegó en el Magistral Szmetan Giardelli, disputado en el Centro Cultural Recoleta. Allí, Oro cerró su participación con 5,5 puntos, producto de dos victorias y siete empates, varios de ellos frente a rivales con Elo superior a 2.600, una vara de alto nivel competitivo.
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En ese certamen, el joven empató con el GM Diego Flores, ocho veces campeón argentino, y sostuvo un rendimiento consistente ante cuatro Grandes Maestros extranjeros y dos argentinos por encima de los 2.600 puntos. Ese trayecto consolidó su perfil competitivo en escenarios exigentes.
La primera norma la había obtenido en septiembre, en el torneo “Leyendas & Prodigios” de Madrid, cuando tenía 11 años, 11 meses y 9 días. Ese registro lo ubicó como el segundo más joven en alcanzar una norma, solo detrás del indio Dommaraju Gukesh, actual campeón mundial.
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El reglamento de la FIDE exige tres normas en torneos internacionales y sostener un Elo mínimo de 2.500. Además, la tercera norma debe lograrse en un torneo abierto internacional, una condición que define el calendario inmediato del prodigio argentino.
La atención de Kasparov suma un componente simbólico. El ruso fue campeón mundial entre 1985 y 2000 y también se consagró a edad temprana, lo que vuelve significativa su reacción ante el presente de Oro y el contexto del récord en juego.




















