
El vapeo gana terreno entre adolescentes y especialistas alertan por riesgos tempranos
Actualidad22/12/2025
REDACCIÓN
El uso de cigarrillos electrónicos se expandió entre adolescentes en los últimos años, impulsado por dispositivos pequeños, sabores frutales y una estética que suele asociarse a una práctica sin consecuencias. Esa percepción aparece con fuerza en el grupo de 13 a 18 años, donde el vapeo se presenta como una experiencia ocasional, aunque los datos muestran un escenario distinto.


Un estudio de 2023 presentado por la Fundación Interamericana del Corazón indica que el 8,9% de los adolescentes consume cigarrillos electrónicos. En la Ciudad de Buenos Aires, el relevamiento agrega que el 38,7% de los jóvenes probó algún producto de tabaco o nicotina, una cifra que refuerza la preocupación entre especialistas, escuelas y familias.
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La médica Valeria El Haj explicó que “la nicotina llega al cerebro en cuestión de segundos y genera adicción rápidamente, especialmente en la adolescencia, una etapa donde el sistema de recompensa es mucho más vulnerable a las sustancias estimulantes”. Según detalló, esa dependencia temprana no solo dificulta abandonar el vapeo, sino que incrementa la probabilidad de pasar al consumo de cigarrillos tradicionales con el tiempo.
Desde Ospedyc advirtieron que “además de nicotina, los vapeadores pueden contener metales pesados, solventes y compuestos químicos que se liberan al calentarse”, y que su inhalación repetida irrita las vías respiratorias y puede generar inflamación pulmonar, tos persistente y dificultad respiratoria.
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La directora médica nacional de Ospedyc señaló además que “en los últimos años incluso se registraron casos de lesiones pulmonares graves asociadas al vapeo, lo que evidencia que no se trata de un hábito inocuo”. Estas observaciones se suman a la evidencia clínica que pone en discusión la idea de menor daño que muchos jóvenes asocian al vapeo.
Los efectos también alcanzan el plano cognitivo y emocional. El Haj sostuvo que “la nicotina altera la concentración, la memoria y la capacidad de aprendizaje, habilidades fundamentales en una etapa de crecimiento”, y agregó que su consumo se vincula con ansiedad, irritabilidad y cambios de ánimo cuando aparece la abstinencia. Muchos adolescentes, señaló, describen esa sensación como “sentirse dependientes del dispositivo”.
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Aunque la venta está prohibida a menores, el acceso continúa siendo sencillo a través de kioscos, redes sociales y plataformas online. Frente a este escenario, los especialistas destacan la importancia del diálogo en el ámbito familiar y escolar, con información clara y basada en evidencia.
Hablar sin juzgar, escuchar a los adolescentes y generar espacios libres de humo y vapeo aparece como una estrategia de prevención temprana. Cuando el consumo ya se encuentra instalado o genera ansiedad, el acompañamiento profesional resulta una herramienta necesaria para evitar que la dependencia se profundice.
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En ese sentido, El Haj remarcó que “el vapeo en la adolescencia no es una moda pasajera, sino un fenómeno que puede impactar la salud respiratoria, emocional y cognitiva de una generación”, y subrayó la necesidad de acciones coordinadas para proteger el bienestar de los jóvenes.
Fuente: NA.




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