
¿La parrilla es con verduras o solo carne?: el debate de tradición, salud y nuevas costumbres
Otros Temas24/12/2025
REDACCIÓN
En cada asado, tarde o temprano, aparece la discusión. Mientras algunos defienden la parrilla como territorio exclusivo de la carne, otros acomodan calabazas, berenjenas o pimientos sobre la rejilla sin pedir permiso. La escena se repite en patios, quinchos y campings, y deja flotando una pregunta que ya no resulta marginal: ¿las verduras van o no van a la parrilla?


La resistencia no es solo culinaria, también es cultural. Para una parte del imaginario argentino, el asado se construye alrededor de cortes vacunos y tiempos de cocción precisos. En ese marco, las verduras aparecen como acompañamiento secundario o concesión. Sin embargo, en muchas parrillas actuales ya no ocupan un lugar marginal y empiezan a disputar protagonismo.
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El cambio no surge de la nada. En los últimos años, las tendencias gastronómicas internacionales incorporaron verduras asadas como plato central y no solo como guarnición. Chefs reconocidos y cocinas contemporáneas trabajan vegetales directamente sobre brasas para potenciar sabores, texturas y aromas ahumados, una técnica que también se filtra en la cocina doméstica.
En paralelo, la mirada desde la nutrición aporta otro argumento. Cocinar verduras a la parrilla permite conservar buena parte de sus nutrientes, evita cocciones prolongadas en agua y reduce el uso de grasas. Además, el calor directo realza azúcares naturales y vuelve más atractivos alimentos que muchas personas suelen rechazar en versiones hervidas o al vapor.
Especialistas en alimentación coinciden en que una parrilla con verduras no contradice una dieta equilibrada. Por el contrario, sumar fibras, vitaminas y minerales a una comida tradicionalmente cargada en proteínas animales mejora el perfil nutricional general. El punto de atención aparece en la temperatura: el exceso de fuego y el carbonizado no benefician a ningún alimento.
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Desde la técnica, asar verduras exige criterio y conocimiento. No todas reaccionan igual al calor directo y no todas admiten los mismos tiempos. Cortes parejos, fuego moderado y control constante marcan la diferencia entre una verdura sabrosa y una arruinada. Esa lógica, cada vez más difundida, también forma parte del aprendizaje del buen asador.
La discusión entonces se corre del “sí o no” hacia el “cómo”. En muchas mesas ya conviven carnes, verduras, quesos y panes cocidos a las brasas sin conflictos. El ritual se mantiene, pero el contenido se amplía. Para algunos, eso habilita a hablar sin rodeos de parrilladas mixtas o incluso de parrilladas de verduras cuando los vegetales ocupan el centro del menú.
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El fenómeno también responde a cambios sociales más amplios. El crecimiento de dietas vegetarianas, flexitarianas o simplemente más conscientes empuja nuevas prácticas. La parrilla, lejos de quedar afuera, se adapta. Lo que antes parecía una herejía hoy se naturaliza en reuniones familiares y encuentros entre amigos.
En ese proceso, la tradición no desaparece, pero deja de ser rígida. La parrilla sigue siendo fuego, tiempo compartido y comida hecha a la vista, aunque ya no responda a una sola fórmula. Las verduras, en ese escenario, no reemplazan al asado clásico, pero sí lo interpelan.
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Así, la pregunta inicial queda abierta. Para algunos, la parrilla seguirá siendo sinónimo de carne. Para otros, las verduras ya se ganaron un lugar propio entre las brasas, con identidad suficiente para sostener su nombre. El debate sigue, encendido, como el fuego debajo de la rejilla.
Fuentes: Foodfit, Better Homes & Gardens, Gaucholife, Learning with Experts, Diario As, Instagram, Youtube, foodnetwork




















