Aprovechar recursos permitió, en otros momentos, la conformación de ciudades como Comodoro Rivadavia

La Fundación Ideas de Meseta atraviesa un momento de balance institucional y proyección a futuro, a partir de la consolidación de su personería jurídica y de un trabajo inicial que busca posicionarla como un actor social dentro de la meseta central de Chubut y la Línea Sur de Río Negro. Así lo expresó su presidente, el geólogo Carlos Cuburu, en diálogo con el programa La Voz de la Meseta por #LA17.

Durante la entrevista, Cuburu explicó que la fundación transita sus primeros meses formales con el objetivo de integrarse a los distintos actores del territorio, desde gobiernos locales hasta organizaciones sociales y sectores productivos. En ese sentido, remarcó que la entidad se propone pensar un futuro sostenible para una región históricamente postergada dentro del esquema productivo nacional.

Al referirse al año que se aproxima, el titular de la fundación sostuvo que el eje central estará puesto en la educación, la gestión ambiental estratégica y la posibilidad de impulsar actividades productivas que generen empleo local. Según indicó, ese camino busca ofrecer alternativas que permitan reducir el despoblamiento y la migración permanente de jóvenes hacia centros urbanos más grandes.

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Cuburu señaló que la meseta enfrenta dificultades estructurales vinculadas a la sequía, la caída de la producción ganadera y el avance del despoblamiento rural. En ese contexto, planteó que resulta necesario ampliar la mirada sobre el territorio y considerar no solo el suelo, sino también el subsuelo como parte de una estrategia integral de desarrollo regional.

En su análisis, el geólogo recordó que el aprovechamiento de recursos del subsuelo permitió, en otros momentos históricos, la conformación de ciudades como Comodoro Rivadavia, y se preguntó por qué esa lógica no puede pensarse para otras zonas de Chubut. Para Cuburu, esa discusión debe darse sin simplificaciones, con información y con participación de las comunidades locales.

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Durante la charla, también se refirió al caso de jóvenes que apuestan a la formación técnica vinculada a la minería, como el de Antonella Córdoba, oriunda de Gastre, recientemente recibida como técnica en operaciones mineras en Ingeniero Jacobacci. En ese marco, afirmó que es necesario generar respuestas concretas para quienes realizaron un esfuerzo educativo con la expectativa de trabajar en su lugar de origen.

El presidente de la fundación remarcó que, sin oportunidades laborales locales, se profundiza el fenómeno de la migración interna, afectando no solo al campo sino también a pequeñas localidades de la meseta. Para Cuburu, brindar alternativas productivas y educativas resulta fundamental para sostener el arraigo y evitar la pérdida de población joven.

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Otro de los puntos abordados fue la relación entre minería y educación. En ese sentido, destacó experiencias de otras provincias, como Río Negro, donde se implementaron diplomaturas en gestión minera que permitieron capacitar a más de mil personas. A su entender, replicar iniciativas similares en Chubut permitiría anticiparse a futuras demandas laborales y evitar improvisaciones.

Cuburu sostuvo que la actividad minera involucra una amplia red de servicios y oficios, más allá de la extracción en sí, y que su impacto se extiende a múltiples sectores económicos. Por eso, insistió en la necesidad de planificar con anticipación la formación de recursos humanos, con salarios dignos y condiciones laborales claras.

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En relación con el rechazo social que existe en algunos sectores urbanos hacia la minería, el geólogo consideró que influyó fuertemente el poder comunicacional de determinados discursos ambientalistas. Sin embargo, señaló que la legalidad de la actividad está establecida y que el verdadero desafío pasa por construir credibilidad y confianza a partir de prácticas transparentes y diálogo permanente con las comunidades cercanas a los proyectos.

Hacia el cierre de la entrevista, Cuburu expresó un mensaje de reflexión de cara a 2026, en el que convocó a “abrir la cabeza” y pensar nuevas oportunidades para la meseta, priorizando la educación, el trabajo y la búsqueda de consensos. Según afirmó, el camino no está exento de conflictos, pero es en ese proceso donde pueden encontrarse soluciones colectivas para el futuro de la región.