La memoria es caprichosa, a veces pretende llevarnos a lugares o momentos que no son los que uno quiere reflejar, porque a pesar de todo, elegimos recordar a Héctor Gabriel, o simplemente Pepe Castro como un maestro, ese que nos marca el camino, que nos enseñó, que nos formó y nos indicó cuál es el norte.

Pepe no solo fue un maestro del periodismo y la vida, fue un visionario, no solo de la radiofonía y el periodismo, sino del desarrollo de la región y particularmente de su amada Puerto Madryn, lo que lo llevó a cosechar una enorme cantidad de amistades de todo tipo, de la vida social y política.



Cuando Madryn apenas era un floreciente pueblo, aún con destino incierto, solía soñar cómo y de qué forma se iba a desarrollar ese pueblo pujante que hoy desborda potencial. Pepe Castro fue parte de eso.

Pero a su vez nunca descuidaba su principal pasión, el periodismo, que lo llevó a ser protagonista de sucesos significativos, que marcaron la región, especialmente en los años de fuego, donde supo enfrentar a los poderes más oscuros de los setenta.

La historia lo marca como uno de los protagonistas de la Masacre de Trelew, mediando y poniendo el cuerpo para ayudar a vecinos reconocidos de la comunidad de Trelew y Puerto Madryn que eran víctimas del terrorismo de estado.



Los micrófonos de LA17 fueron reflejo permanente de las necesidades de la región, pues Pepe entendió que Radio Golfo Nuevo era una poderosa herramienta de la comunidad, para marcar agenda, marcar necesidades, errores y por sobre todas las cosas velar por los derechos del pueblo.

A veces nos podemos preguntar cuántos fuimos los que en su despacho escuchamos lo que pasaba y lo que había que hacer, toda enseñanza. En toda la Patagonia hay diseminados periodistas formados junto a Pepe Castro y que atesoran esos momentos compartidos.

Nos dejó una familia, porque de eso se trataba, que quienes somos parte de LA17 seamos como una familia, que nos aquerenciemos, que desde un principio sepamos que somos LA17, que la Patagonia se sienta parte, que todos tuvieran voz.

Pepe Castro no se fue, quedó en cada rincón de Estivariz 226, quedó en cada enseñanza que recibimos tantos, en su familia que decidió continuar con el legado.



A un año de su despedida, seguimos refrendando ese compromiso en honor a Pepe, con Puerto Madryn, con la comarca, con la Patagonia, como podemos, con lo que nos enseñó.