“CALOR INÉDITO EN LA PATAGONIA: ‘NO LO ESPERÁBAMOS’”

Argentina encabezó el ranking de anomalías térmicas este verano. Córdoba, el norte patagónico y la franja central vivieron semanas de temperaturas extremas.

Actualidad23/03/2025Sergio BustosSergio Bustos
incendio campos
Los calores extremos provocaron incendios.

El verano terminó, pero sus marcas siguen. Argentina lideró el mapa sudamericano de anomalías térmicas, según la organización científica Climate Central. El país registró uno de los aumentos de temperatura más altos en los últimos 30 años.

La región más golpeada fue el norte de la Patagonia. El calor llegó tarde, pero pegó fuerte y persistente. Diciembre había comenzado frío, pero todo cambió en la segunda quincena.

“La temperatura se disparó. El cambio fue brutal”, explicó el oceanógrafo Matías de Oto Proschle, del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Las mediciones lo confirmaron.

Córdoba encabezó el ranking nacional con una suba de 1,2 grados y 22 días seguidos de calor extremo. El norte patagónico la siguió de cerca. Neuquén, Viedma y Maquinchao sufrieron los picos más intensos.

Bariloche registró un grado entero por encima del promedio. Para un verano en esa ciudad, esa diferencia representa un cambio profundo en el ecosistema, según los expertos.

Enero resultó inusualmente cálido. Se detectaron dos olas de calor en la región. Una duró seis días en Neuquén. Otra alcanzó tres días en Viedma y Maquinchao.

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“Un grado más puede correr la línea de nieve 150 metros”, advirtió de Oto Proschle. El cerro Catedral y otras bases nevadas de la Patagonia lo sienten cada vez más.

En el sur de Santa Cruz y Tierra del Fuego, en cambio, el verano fue anómalamente frío. La Patagonia quedó partida en dos: extremo norte recalentado, extremo sur congelado.

Esa diferencia generó un corredor de viento por cordillera, que complicó las tareas de combate contra incendios en la Comarca Andina. Las tardes se volvieron más difíciles para los brigadistas.

Una tormenta eléctrica en diciembre encendió el fuego en Los Manzanos, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. El incendio duró más de dos meses.

En El Bolsón, Bariloche y Esquel se registraron temperaturas altísimas durante el día. Sin embargo, no se calificaron como olas de calor por las mínimas bajas en las mañanas.

“No entramos en el ranking porque las noches seguían frías”, explicó el especialista. Para calificar como ola de calor, deben superarse umbrales mínimos durante tres días seguidos.

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En Bariloche, por ejemplo, los valores mínimos no superaron los 12 grados. Las máximas sí rompieron récords. La amplitud térmica fue enorme. Las tardes, agobiantes. Las mañanas, engañosamente frescas.

El SMN había pronosticado un verano más cálido y seco. La estimación resultó acertada, aunque las cifras sorprendieron por su intensidad. La sequía fue más dura de lo esperado.

En promedio, la región recibe 30 milímetros por mes entre diciembre y febrero. Este verano, esa misma cantidad se acumuló en los tres meses. El suelo lo sintió. El monte también.

“Fue un verano seco, cálido e irregular. Nos descolocó”, aseguró de Oto Proschle. La Patagonia norte mostró un patrón nuevo. Ya no es la excepción. Ahora está en el centro del cambio.

La ciudad de Trelew batió récord con 43,6 grados el 12 de enero. Maquinchao alcanzó los 39 grados a fines de mes. En Santa Cruz, San Julián llegó a 37 grados el 25 de diciembre.

A la vez, diciembre dejó mínimas inusuales. Uspallata marcó -2.5 grados el 9. San Julián, -0.7 grados. Neuquén, 2.4 grados. El contraste fue brutal.

El informe de Climate Central abarcó diciembre, enero y febrero. Argentina mostró una suba cercana a 1 grado respecto al promedio histórico 1991-2020. Un salto que alarma a meteorólogos y climatólogos.

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A nivel global, 2024 ya se declaró como el año más caluroso registrado desde hace 175 años. La Organización Meteorológica Mundial lo confirmó con datos oficiales.

“Estamos dentro de un cambio de régimen térmico. Y eso tiene consecuencias visibles”, advirtieron desde el SMN. Los incendios, las reservas hídricas y la agricultura están en alerta.

El viento cordillerano se intensificó. Las tardes en Bariloche, El Bolsón y Esquel mostraron ráfagas más fuertes. Ese fenómeno favoreció la propagación del fuego.

El calor cambió la dinámica social. Más cortes de luz, más consultas médicas, más consumo de agua. La población patagónica no está acostumbrada a estos extremos.

Los especialistas sugieren adaptar la infraestructura. Aumentar el monitoreo. Mejorar la prevención de incendios. Reforzar las políticas hídricas. El clima ya no responde a patrones previsibles.

“El verano no solo dejó números. Dejó señales claras”, concluyeron los técnicos. La Patagonia se recalienta. Y lo hace más rápido de lo previsto.

   

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