Landfarming: El abandono de la planta generó un desastre ambiental en Puerto Deseado

Actualidad01/04/2025Sergio BustosSergio Bustos
landfarming deseado
Landfarming abandona Puerto Deseado.

La tranquilidad de Puerto Deseado se quebró con un olor denso y constante. El aire se volvió irrespirable en varios barrios. Los vecinos conviven con un hedor que no se va. En cada ráfaga de viento, los olores reaparecen. La situación es crítica.

La causa del problema es clara. Una empresa que se dedicaba al tratamiento de residuos de la industria pesquera abandonó su planta. El emprendimiento quedó inactivo. La basura quedó ahí, sin gestión, sin control, sin remediación. El daño no tardó en aparecer.

Desde el municipio explicaron el origen del problema. "Estos olores son consecuencia de la remoción de residuos industriales mal gestionados", señalaron. La falta de tratamiento provocó su descomposición. Los olores fuertes se expandieron por el viento. El aire contaminado recorre la ciudad.

Puerto Deseado está ubicada en una zona ecológicamente sensible. El abandono de la planta de Landfarming representa una amenaza para el entorno. Vecinos y ambientalistas temen que el impacto sea irreversible. La cercanía a la reserva natural agrava la situación.

La comunidad se organiza para exigir respuestas. Las redes sociales se llenaron de reclamos, fotos y videos. Algunos usuarios mostraron animales muertos. Denuncian la muerte de especies autóctonas en las zonas afectadas. También reportan invasión de moscas y olores insoportables.

El municipio intenta contener la crisis con medidas de emergencia. Desplegaron maquinaria para remover los residuos. "Se removieron, airearon y gestionaron los residuos con equipos municipales y contratados", detallaron desde el Ejecutivo local. Las tareas siguen activas, pero no alcanzan.


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La remediación depende del clima. Las tareas se interrumpen con el viento o la lluvia. El terreno afectado sigue expuesto al aire libre. No hay estructuras de contención. La contaminación se expande con facilidad. Los olores persisten en toda la zona.

La concejal Vanesa Posse presentó un pedido de informes. Exige que el Ejecutivo detalle el plan de remediación. También solicita conocer cómo manejarán los residuos en adelante. Pide transparencia y acciones concretas. La comunidad quiere información clara y medidas reales.

"Solicitamos que se informe el proyecto de sustentabilidad y control ambiental que se llevará a cabo", afirmó la concejal. El pedido incluye un reclamo legal. El proyecto señala que el abandono viola la Ley Provincial 2829. Esa norma prohíbe estos actos.

La ley establece que no se puede abandonar ni verter residuos sin gestión segura. La planta quedó desierta. Los efluentes líquidos y residuos orgánicos quedaron expuestos al aire libre. La descomposición genera gases, olores y líquidos contaminantes. El riesgo es alto.

La concejal también pidió que el municipio accione judicialmente. "Los responsables no pueden irse sin consecuencias", expresó. El pedido busca evitar nuevos casos. También exige una reparación del daño provocado. La justicia deberá actuar si el Ejecutivo lo permite.

La comunidad apoya el pedido. Los vecinos quieren saber quién habilitó la planta. Preguntan quién controló la actividad de la empresa. Nadie dio respuestas claras todavía. El silencio oficial suma malestar. La población desconfía de las autoridades y pide explicaciones.


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El abandono de la planta generó una crisis ambiental, sanitaria y política. El municipio intenta mostrar gestión, pero no da respuestas de fondo. Las tareas de remoción son parciales. No hay un plan integral de remediación. El impacto ambiental sigue creciendo.

Los residuos industriales generan un daño prolongado. Los lixiviados contaminan el suelo. Las partículas viajan con el viento. La fauna local sufre las consecuencias. Las aves se alejan. Algunos peces murieron. La reserva natural se ve afectada por este descuido.

Los olores llegaron hasta el centro de la ciudad. Comercios y viviendas se vieron afectados. "No podemos ni abrir las ventanas", denunció una vecina. Las moscas invaden cocinas y locales. Hay preocupación por enfermedades y contaminación cruzada.

El municipio confirmó que la empresa dejó de operar sin aviso. No se activó ningún protocolo de cierre. La planta quedó abierta, con residuos sin tratar. Nadie vigiló el lugar. El abandono fue total. La responsabilidad empresarial está en duda.

El terreno donde operaba la planta no tiene cerramiento. Cualquiera puede ingresar. La descomposición de los residuos genera gases tóxicos. El riesgo de incendio o explosión no se descarta. La situación supera la capacidad local de respuesta.

Desde la Secretaría de Producción, Desarrollo y Ambiente no emitieron declaraciones firmes. El secretario Silvio Vidal evitó entrevistas. El intendente Juan Raúl Martínez tampoco dio declaraciones públicas. La comunidad percibe indiferencia. Exige una gestión responsable y activa.

El problema no es nuevo. Varios vecinos ya habían denunciado irregularidades meses atrás. Nadie los escuchó. Ahora el daño ya se hizo. La crisis expone fallas de control, falta de fiscalización y escaso interés en el ambiente. El municipio debe actuar.


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Ambientalistas locales se sumaron a los pedidos. Proponen declarar la emergencia ambiental. También piden estudios de impacto y análisis de suelo. Quieren saber el alcance del daño. Sin datos concretos, no hay forma de iniciar una recuperación real.

El municipio no dio plazos concretos para las tareas. Sólo informaron que “concluirán entre fines de esta semana y principios de la próxima”. Dependen del clima, pero también de decisiones políticas. El retraso preocupa. El daño avanza día tras día.

La planta se instaló en su momento con promesas de sustentabilidad. Aseguraban un tratamiento seguro de residuos pesqueros. Hoy todo eso se desmoronó. La empresa se fue sin remediar nada. El caso podría terminar en la justicia, si el municipio actúa.

El Concejo Deliberante aún no definió su posición formal. Algunas voces piden declarar persona no grata a los responsables. Otras proponen convocar a audiencia pública. La comunidad quiere participar y opinar. El futuro del ambiente local no puede quedar en manos de unos pocos.

Los residuos industriales no pueden quedar a la deriva. Las leyes son claras. También lo son las responsabilidades. El municipio debe exigir reparación y sanciones. La comunidad no acepta más abandono. Exige presencia del Estado y cumplimiento de la ley.

Puerto Deseado necesita políticas ambientales firmes. La reserva natural debe protegerse. El desastre actual no puede repetirse. La experiencia debe servir como alerta. Otras localidades ya observan con atención lo que ocurre en la costa santacruceña.

El problema trasciende lo local. La industria pesquera mueve millones en la región. También genera residuos. La gestión de esos residuos debe ser segura y transparente. Sin control, el daño ambiental será inevitable. La historia lo demuestra con hechos.

Mientras tanto, los vecinos siguen con ventanas cerradas. Conviven con olores, moscas y bronca. El abandono de una empresa no puede dejar secuelas por años. Alguien debe hacerse cargo. La comunidad no bajará los brazos hasta que eso suceda.

   

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