


Soledad Matthysse peleará en Trelew tras más de una década de ausencia en su tierra natal. El festival se realizará el jueves 20 de junio en el Gimnasio Municipal Nº 1 y la enfrentará con Lilian Silva en la categoría superpluma. “Va a ser la noche soñada”, dijo emocionada la boxeadora.
El evento contará con tres peleas profesionales, entre ellas el combate de Junior Narváez en el semifondo. También habrá cinco combates amateurs, destacándose la participación de Milagros Narváez. La organización está a cargo de la Escuela de Boxeo de Mario Narváez y cuenta con apoyo de Chubut Deportes.
La idea de pelear en Trelew surgió tras una charla con el gobernador Ignacio Torres y Milton Reyes. Según contó Matthysse, las propuestas internacionales se cayeron y eso terminó abriendo la puerta para organizar una velada en la ciudad. “Nos reunimos y nos confirmaron la fecha enseguida”, relató.
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La boxeadora valoró la posibilidad de pelear cerca de sus afectos, con sus hijas y nietos presentes en las gradas. Para ella, el regreso es también una forma de agradecer a quienes la acompañaron desde el inicio. “Hace 12 años que no peleo acá y la gente está muy contenta”, aseguró.
Las entradas estarán disponibles este mes con opciones populares y ring side. El objetivo es garantizar un buen marco de público y ofrecer una experiencia completa con show y buffet. La expectativa crece en cada rincón de Trelew a medida que se acerca la fecha.
La pelea será a ocho rounds y marcará el regreso de la “Itaka” al cuadrilátero local. Aunque ya no ostenta el título argentino, se prepara con la misma intensidad de siempre. “Queríamos arrancar el año con una buena cartelera y este es el momento”, afirmó.
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El cinturón argentino está vacante y podría volver a estar en juego pronto. Matthysse explicó que se pierde por inactividad cuando no se defiende durante seis meses. “En agosto vamos a ver si se puede pelear por el título nuevamente”, anticipó.
La noche del 20 de junio será mucho más que una velada: será un reencuentro con el público local. Soledad quiere agradecer con golpes precisos, emoción arriba del ring y una puesta en escena cuidada. El gimnasio ya empieza a sentirse como un estadio.







