


La ciudad de Esquel celebra este lunes los 50 años de la sede local de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, con un emotivo acto institucional y una agenda cultural que reunió a estudiantes, docentes, graduados y vecinos en una jornada marcada por la memoria, el arte y el compromiso con la educación pública.
El acto central se desarrolla en el edificio de aulas de la institución, con la presencia de autoridades universitarias y referentes de la vida académica y social del oeste chubutense. Allí se recuerda el nacimiento de la sede en 1974 y se reivindica su rol en la formación profesional, el pensamiento crítico y el arraigo regional.
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Durante los días previos, se llevaron a cabo proyecciones de cine y una competencia atlética que formaron parte de los festejos por las cinco décadas de vida universitaria. Las propuestas deportivas y culturales apuntaron a integrar a toda la comunidad en la celebración de este hito.
Además se inaugura una muestra histórica en el Centro Cultural Melipal, abierta al público hasta el 19 de abril. La exposición repasa los hitos que marcaron el devenir institucional desde su creación, con fotografías, documentos y testimonios que reconstruyen el aporte de la universidad a la vida local.
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El cierre de la jornada está a cargo de la Orquesta Sinfónica Universitaria, con un concierto en el auditorio municipal de Esquel. Con más de 30 músicos en escena, el ensamble interpretó un repertorio especialmente preparado para la ocasión, en un evento que combina emoción y excelencia artística.
La sede Esquel alberga actualmente carreras de ingeniería, derecho, economía, ciencias naturales y humanidades, e integra cinco facultades de la universidad. Su presencia en la región no solo ha contribuido a la profesionalización local, sino que ha consolidado un vínculo con el territorio que trasciende las aulas.
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Mientras se desarrollan los festejos en Esquel, la localidad de Corcovado también tiene un hecho simbólico con la inauguración de una escultura del Cristo Redentor en un mirador natural del cerro La Cruz. La obra, realizada en hierro por el artista Tomás Eschineli, ya forma parte del nuevo circuito turístico religioso del noroeste chubutense, junto con una cruz iluminada visible desde distintos puntos del pueblo.







